“Los mercados son conversaciones”, expresan los autores de las noventa y cinco conclusiones presentadas The Cluetrain Manifesto, que recomiendo leer. En el Estado también existen y se llevan a cabo dos conversaciones; una dentro de él mismo y otra con la ciudadanía.Por Roberto RealePolitólogo. Presidente de la Fundación Ciudad Política y Consejero del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli.
(Cuarto Intermedio – 28 de julio de 2010)- Dentro del sector público, las jerarquías tradicionales son socavadas por la esencia rizomática de las redes. Todo el que siga pensando en una estructura arbórea, se equivoca. No es desorden, es complejidad. El organigrama está “hiperenlazado”. Los conceptos del libro Hipertexto 3.0 del profesor Landow, también se aplican a la construcción del vocabulario y a la agenda de lo público. En la práctica, compartir horizontal y verticalmente la información, inclusive en la relación nación, provincia y municipios, ahorra tiempo y economiza recursos. Por eso, el alineamiento de las estructuras organizacionales debe responder a la dinámica de los resultados y la ingeniería institucional debe orientarse a las soluciones. El gerente de inteligencia comercial de una empresa me dijo “sabemos más de nuestros clientes que los clientes mismos y así, podemos prever sus necesidades y ofrecerles lo que estén por necesitar”. El Estado también debe anticiparse a las necesidades de la gente, desarrollando hoy los servicios que el ciudadano necesitará en el futuro. Desde el punto de vista de la conversación con la ciudadanía, Ricardo Lagos, ex Presidente de Chile, sostuvo que podrá ser realidad en nuestros países “una sociedad donde el gobernante pueda consultar sus decisiones con los gobernados a través de Internet”. Conversar es escuchar al otro e intercambiar opiniones usando todos los desarrollos tecnológicos. Una escucha activa que permita una comprensión profunda y soluciones efectivas. Hay que entrar y salir, saltando la soga en movimiento. De otra manera, el juego se detiene. Necesitamos romper con el dicho “Vamos a jugar a los funcionarios. ¡El primero que se mueve pierde!” Tenemos el deber de trabajar para un Estado atento, que genere un diálogo abierto y sincero.Las modalidades no-estatales de “lo público”, el rol de la “sociedad civil”, la complejización de las relaciones sociales, el impacto de la globalización en la producción y el trabajo y las mediaciones digitales en la participación ciudadana, desbordan la concepción clásica del Estado y nos desafían a repensar su responsabilidad frente a la integración al sistema mundial y a la cohesión social interna, tal como sostuvo Norbert Lechner.Las nuevas tecnologías están estirando los pliegues de la burocracia, permitiendo que cada vez sea menor el número de funcionarios ineficientes que queden ocultos. Los ciudadanos en red saben más que el Estado acerca de sus propios servicios, se envían SMS, lo comentan en foros, en blogs, en Facebook, en Sónico y en Twitter. Las herramientas de la democracia digital -concepto acuñado por el politólogo Gianfranco Pasquino- permiten que en cualquier momento pueda “abrirse la puerta y entrar un ciudadano”.Por eso, no hay que tener temor a preguntar. La administración tiene que dialogar en tiempo real con los usuarios de los servicios del Estado y poner en debate permanente las políticas públicas. Sin dudar, consultar mediante estudios de opinión pública, relevando las cartas de lectores o los llamados a las radios, contactando directamente a los actores por escrito y, ahora, participando en la conversación en las redes sociales.En este sentido, el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, sugirió en una reunión de capacitación, a todo su Gabinete, trabajar por una Provincia 3.0, donde se afiance la comunicación personal con ciudadanos que están “cada vez más informados y organizados”, según sostuvo el experto argentino Daniel Ivoskus. Es llamativo que un organismo nacido en 1821, la Contaduría General, haya sido el primero en usar Twitter para compartir las novedades con los proveedores del Estado.Es más, se considera que se incrementará la influencia de las redes sociales en los medios de comunicación e impactarán sobre las noticias, participando del proceso de agenda setting, estudiado por la teoría de la opinión pública.La “humanidad sentada” -concepto del antropólogo David Le Breton- demanda instituciones de pie, que vayan al encuentro de la persona, con certeza y sensibilidad común, más allá de la tecnología.Desde la ciencia política, resulta evidente que el sector público tiene su propia lógica, pero no se puede quedar esperando frente a la modernización, los cambios en la sociedad; debe conectarse allí, donde los votantes estén dialogando y pedir la palabra, porque cada vez más lo virtual es algo real. Las crisis económicas internacionales recientes han demostrado que el Estado no puede limitarse a tener un rol subsidiario. Un Estado “tímido” es cosa del pasado.