Idiosincrasia

¿Qué es la idiosincrasia? Originalmente un término griego, que quiere decir temperamento particular, hoy esta palabra está definida como los rasgos o carácter distintivos y... Por Cuarto Intermedio

¿Qué es la idiosincrasia? Originalmente un término griego, que quiere decir temperamento particular, hoy esta palabra está definida como los rasgos o carácter distintivos y propios de un individuo o de una colectividad.

(Cuarto Intermedio – 9 de agosto de 2010)- Lo que voy a contar ocurre aquí, y allá. Ocurre en Londres, Gualeguaychú, Cerdeña y en Sokoto e Irán. En Londres, involucró, hace poco, a las más altas esferas del gobierno británico. La recién llegada coalición entre los conservadores y los liberales-demócratas sufrió un duro golpe, cuando David Laws, designado titular del Tesoro, renunció a su cargo a raíz de una demanda por gastos parlamentarios. Durante algunos años, este miembro del parlamento pagaba, con dineros públicos, el alquiler del departamento de su pareja, cuyo costo era de unas £ 950 (aproximadamente unos US$ 1,500). En un momento particular, el parlamento inglés dejó de permitir este accionar, siempre que se tratase del hogar de una pareja (en caso de ser propio no había problema). La investigación desató un escándalo de tal magnitud, que destapó que David Laws no sólo debía renunciar y devolver unas £ 40,000, sino que además había ocultado su homosexualidad (qué notable, hoy en la Argentina se habla de un Congreso-shopping, y nadie se rasga las vestiduras. Por allí sobrevuelan los millones de la “Banelco”, nadie se acuerda de Pontaquarto, y el otrora opositor y senador Carlos Menem, se ha devenido en conveniente kirchnerista… y todo sigue igual).En Gualeguaychú, la historia tiene una larga data. Hace tres años aproximadamente, un grupo de personas, invocando la ilegalidad de la construcción de una planta industrial de celulosa en los márgenes del Río Uruguay, decidió interrumpir un paso fronterizo. Dicho corte tuvo la venia del gobierno nacional y duró casi tres años… casi nadie se rasgó las vestiduras, y todo siguió igual hasta la reciente resolución del conflicto. Trato de imaginar una acción similar en París, y de no remontarme a 1789 o a la primavera de los pueblos algunas décadas más tarde, no se me ocurre otra cosa que el realismo mágico del Nobel Gabriel García Márquez.Tampoco me resultó fácil encontrar un paralelismo entre la actitud de la sociedad italiana (por lo menos de gran parte de ella) frente al nudismo del Cavaliere Berlusconi, y aquella de los puritanos estadounidenses en lo que al caso Lewinsky se refiere. Ciertamente las idiosincrasias en estas colectividades son bien diferentes, como también lo son el exotismo de las señoritas que participaban de los encuentros ministeriales y la famosa becaria de la Casa Blanca.Pues bien, aun a pesar de que en la Biblia y en el Corán está contemplada la lapidación en ciertos casos de adulterio (ver Deuteronomio 22:24), resulta inaceptable, para gran parte de la sociedad del mundo, que una mujer en Sokoto y otra en Irán sean condenadas a morir por apedreamiento. Es cierto que todavía hay resistencia, pero aquello que allí es (cuanto menos) tolerado, es considerado una aberración en otras partes del planeta.El asunto es el siguiente. Las idiosincrasias no solamente son diferentes en distintos lugares, sino que evolucionan. En una época, la Argentina tenía una calidad dirigencial notable, que incluía figuras como Alfredo Palacios o Lisandro de la Torre. En otra época, reinan las discusiones de borocotización, presiones, extorsión y hasta compra directa de votos. En un momento, quienes defendían su honor llegaron a suicidarse; hoy, los mismos motivos son causal de resignación. Tal vez en este contraste radique la semilla de un mejor porvenir.