A once días hábiles de que expire el periodo de gracia, nadie -esto incluye la prensa, operadores de mercado, el Gobierno, los buitres y el mediador- ha logrado crear las condiciones para destrabar una ya aburrida negociación en donde las partes dicen que “sin stay no negocia” (Argentina); o que “no doy stay hasta que no haya garantías que en enero me paguen todo lo que deben” (NML).
Las posturas son entendibles, dado que si la Argentina involuntariamente paga, toma el riesgo de la RUFO; un riesgo probabilísticamente muy bajo pero que de salir mal sería costosísimo. Por el otro lado, si el NML concede un stay hasta enero a cambio de “nada”, ¿qué garantías tiene que Argentina no va a “inventar” algo para no pagar en enero de 2015?
La realidad es que hace un mes atrás, ni Argentina ni NML esperaban estar en esta situación, pues el acuerdo tácito era que la Corte Suprema de los Estados Unidos le preguntaría al procurador General acerca de su opinión, y cualquier decisión sobre el caso (probablemente negativa para Argentina) inevitablemente llevaría al país a enero de 2015 con la RUFO vencida y libertad para negociar.
La inesperada suerte de NML y la falta de previsibilidad de Argentina llevaron a que ahora haya que preocuparse por la RUFO, algo que pudo (o debió) haberse evitado si Argentina proactivamente hubiese planeado esta contingencia lanzando un “consent solicitation” para eliminar la RUFO. Tiempo atrás, los bonistas hubieran otorgado rápidamente el “consent” y hoy no habría RUFO.
En los once días que restan, no hay forma de implementar acuerdo alguno y la inacción o falta de flexibilidad de ambas partes pueden terminar en un default donde ambos pierden. Esto es:
-El default técnico es malo para Argentina: más allá de los titulares y los estigmas, aquellos que dicen que de un default técnico “se sale rápido”, se equivocan. El motivo es que ante un default técnico, TODA la deuda externa será acelerada por bonistas. Esto quiere decir que por contrato, la nación debería pagar la totalidad del capital (30-40bn) de forma inmediata. Los ingenuos creen que esto se resuelve rápido e ignoran que no todos los bonistas están alineados, hecho que llevará a una extensa negociación que podría dejar al país en default tanto en E.E.U.U. como en Europa por dos o tres años (el nivel actual de reservas no puede aguantar ese tiempo).
-El default técnico es malo para NML, pues la aceleración de los 30-40bn se vuelven “pari passu” a sus sentencias. De este modo, la posibilidad de ser el único acreedor que cobraría la totalidad en 6-9 meses, lo estaría enfrentando a un proceso de dos o tres años y 30-40bn de deuda acelerada. Cuando NML dice que “esperó diez años y puede hacerlo por otros dos años más” está, como quien dice, “hablando para la tribuna”.
Mirando en lo que resta del periodo de gracia, puede estar en el “consent solicitation” la clave para destrabar el status quo.
Un “consent solicitation” para eliminar la RUFO se trataría de una seria muestra de la Argentina tanto al NML, como a la Corte norteamericana y al mediador (Daniel Pollack), de que se está avanzando en una solución. Esto ayudaría a NML a permanecer en posición privilegiada de pago sin tener que otorgar un stay hasta enero y que la Argentina no haga nada en el camino.
A cambio de la iniciativa de “consent solicitation”, NML podría otorgar un stay -en principio- hasta fin de septiembre. Si el “consent” es exitoso, la RUFO desaparecería y se podría acordar antes que finalice el año.