Los publicistas oficialistas deben estar convencidos de que las preferencias políticas se generan igual que el miedo. Siempre insisten con que las estadísticas del delito mejoran año tras año y que nuestra situación es comparativamente muy beneficiosa respecto a otros países de la región.
(Cuarto Intermedio – 20 de octubre de 2010)- Conclusión: la inseguridad de la que habla la gente y que las encuestas ubican al tope de las preocupaciones ciudadanas, es una sensación generada por los medios.Esta lógica es la misma por la que el gobierno nacional se preocupa tanto por tener una mayor participación en la comunicación y por saturar con propaganda oficialista los medios que domina directa o indirectamente (que dicho sea de paso, cada día son más). Piensan que la sobreabundancia de propaganda hará que se genere en la gente, una sensación de bienestar y beneplácito con el gobierno y sus políticas.Es raro, porque en el gobierno hay muchos que deben recordar la profusa y burda propaganda del último gobierno militar y el rechazo que generaba. Hasta quienes no se disgustan ni sospechan mentiras o exageraciones en cada hecho que el gobierno propagandiza, preferiría incluso poder ver la técnica con que se patea un córner que los zócalos oficialistas que tanta dinero cuestan y a los que jamás nunca prestarán atención quienes siguen a su equipo a través del Fútbol para Todos. Resultado: la propaganda oficial no acerca a ninguno de los 2,5 millones de nuevos votantes que el kirchnerismo necesitará el año próximo para mantenerse en el poder. En el mejor de los casos, resulta indiferente.Algunos han notado que los medios del oficialismo han iniciado lo que podríamos llamar una “operación triunfo”, campaña destinada a instalar en la opinión pública, la idea que el éxito kirchnerista en las próximas elecciones, es inevitable. Sin embargo no hay evidencias de que esta campaña logre sumar alguno de los 2,5 millones de nuevos votos. Lo que sí están logrando los publicistas del oficialismo, es que los que ya eran kirchneristas, lo sean cada día más. Tal vez a esto se deba un cierto fanatismo militante, con el que todo kirchnerista repele cualquier crítica. Contrastan, sin embargo, aquellos mensajes con los argumentos que suelen esgrimir los kirchneristas a los pocos minutos. Con gran frecuencia tienden a victimizarse, asumiendo el rol del débil frente al fuerte (los grandes intereses económicos, los poderes agro mediáticos, la corporación judicial, las mayorías circunstanciales del “grupo A”, etc.), e insinuando la posibilidad que estos puedan imponerse con el triunfo de alguno de los opositores.Finalmente -y lo que es curioso-, demasiado temprano renuncian a convencer por la positiva y caen en el cómodo: ¿“y a quién vas a votar… a Cobos?… ¿a Alfonsín?… ¿a Rodríguez Saá?Hay que admitir que ningún líder opositor despierta expectativas y que por ahora, los líderes del gobierno encabezan las preferencias hacia las próximas elecciones. Pero esto no les garantiza otra cosa que la posibilidad de perder las próximas presidenciales frente a cualquier opositor que los enfrente en segunda vuelta. Mira quien vota…Los opositores no levantan en las encuestas. Pero gracias al efecto Moreno, tampoco nadie cree ya mucho en ellas. La sensación más generalizada es la que indica que Macri solo crece un poco cuando el oficialismo se empeña en hacerle el gobierno imposible. En cuanto lo dejan tranquilo, él solito encara hacia los problemas. Los motivos por los que Alfonsín tiene mejor intención de voto que otros, son casi tan misteriosos como los pensamientos de Reutemann. Cuando Cobos parecía reducido a partenaire de Alfonsín en la interna radical, el kirchnerismo se encargó nuevamente de “darle gas”. Según una versión increíble, la Presidente habría pedido al Jefe de Gabinete y éste a su vez habría ordenado telefónicamente al Dr. Estrada, una investigación en torno a la rotura del tablero electrónico del recinto del Senado. Aseguran que detrás del hecho intencional estuvo el traidor y maléfico Vicepresidente, que mediante semejante ardid, impidió que algún senador -persuadido por el oficialismo-, cambie su voto positivo por una abstención en la sesión del 82% móvil para las jubilaciones mínimas. Fuentes oficialistas aseguran que esto ya era un hecho, pero no pudo concretarse cuando quienes iban a cambiar su voto, advirtieron que por la rotura del tablero, debían hacerlo a viva voz y no a las 3 de la madrugada sino a la 1, con todas las cámaras de TV y los medios atentos.Otra versión habla de un Cobos más osado, que no sólo tenía calculado los movimientos del oficialismo, sino que hizo ausentarse a un legislador afín y votar en contra a otro, de forma tal de sería él quien -desempatando- se quedara con los laureles de la sanción de la primera ley opositora que forzó el veto presidencial.Como quiera que sea, el oficialismo le dejó a Cobos todo servido en bandeja para otro momento de gloria y no conformes con ello, con las posteriores acusaciones y pedidos de renuncia al Vicepresidente, lo volvieron a poner en carrera.Finalmente Daniel Scioli volvió a sonar como candidato presidencial del oficialismo, toda vez que las encuestas lo muestran con mayores posibilidades que cualquier pingüino en un escenario de segunda vuelta. Los que no lo ven con buenos ojos son los Kirchner y Moyano. No creen que sea la persona que desde La Rosada pueda darles una mano con los jueces.En definitiva, es lo que hay por ahora…