El concepto que emana desde las entrañas de la sociedad, sea desde las esferas públicas como privadas, es “basta de violencia”. Esta idea, de la boca hacia fuera, suele llegar; el asunto es que en la mayoría de los casos, no son más que palabras, y a las palabras el viento se las lleva.
(Cuarto Intermedio – 22 de octubre de 2010)- El “Nunca Más”, publicación que surgió fruto del trabajo de la entonces Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, es “archi” conocido por todos. Tal vez los más pequeños no estén familiarizados con su contenido, pero la gran mayoría de los argentinos (incluyendo a toda la dirigencia política, empresaria y sindical) sí lo está. Ese texto, de muchas maneras, continúa con uno de sus mandatos: dejar siete oscurísimos años detrás, en donde el terrorismo de Estado y toda la violencia relacionada era moneda corriente. La derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, los juicios a los responsables del terrorismo de Estado, el haber descolgado los cuadros de los dictadores Videla y Bignone de las paredes del Colegio Militar; todo eso y mucho más, quiere decir basta de violencia.Pero si existen estas manifestaciones políticas, ¿por qué continuamos viviendo en un clima completamente enrarecido, en donde el sindicalismo continúa bañándose en sangre? Bien conocida es la frase “la violencia engendra violencia”. Por lo tanto, para romper con ese círculo vicioso hay que dejar de sembrar vientos; la calma quizá sea un elemento que podrá evitar la tempestad (la discusión acerca de la inseguridad queda para otro momento).En lo que a la crónica se refiere, prosigo. El lugar: la Argentina. Antecedentes tristemente célebres: dos.30 de junio, 1969: mientras el entonces Presidente de facto, Juan Carlos Onganía, recibía a Nelson Rockefeller, el líder de una de las facciones de la CGT (Azopardo), Augusto Timoteo Vandor, encontró la muerte, 5 balazos mediante, de manos de un comando que años más tarde se fusionaría con la organización Montoneros.25 de septiembre, 1973: luego de años de violencia fratricida, y 48 horas después de la primera elección sin proscriptos en dos décadas (que llevó nuevamente a Perón a la presidencia, con más del 61% de los votos), un grupo perteneciente a la organización Montoneros asesinó al secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci. Balbín, jefe de la oposición, había sellado un pacto de gobernabilidad con Perón bajo el lema “el que gana gobierna y el que pierde ayuda”.A continuación, sólo algunos de los lamentables hechos de la última década.17 de octubre, 2006: de acuerdo a la justicia, durante los incidentes en el traslado de los restos de Juan Domingo Perón a San Vicente, el delegado del Sindicato de Camioneros y chofer de Pablo Moyano, Emilio “Madonna” Quiroz, disparó su pistola con intención de matar.27 de noviembre, 2007: Abel Beroiz, ex tesorero del Sindicato de Camioneros fue asesinado en Rosario.20 de noviembre, 2008: Ariel Quiroga, de la Uocra, murió sorpresivamente ahogado en un canal, luego de haber sido golpeado junto con otro delegado gremial por integrantes del Sindicato de Gas y Petróleo de Neuquén y Río Negro.5 de mayo, 2010: el tesorero del Sindicato Marítimo de Pescadores de Mar del Plata, Jorge Andrade, murió en un hospital de esa ciudad, donde estaba internado tras ser baleado en un confuso episodio.20 de octubre, 2010: en el marco de una protesta, Mariano Ferreyra, de 23 años y militante del Partido Obrero, fue asesinado por una patota sindical, que presuntamente responde a la Unión Ferroviaria.Por último, el desenlace anunciado.8 de marzo, 2011: un grupo de empleados tercerizados del Subte protestan, y parte del sindicato, que tiene negocios vinculados, la intenta disolver. Una persona muere.18 de agosto, 2011: cuatro días después de las elecciones primarias, que consolidan a Cobos como el candidato de la UCR, Moyano sale con Pablo y los pibes a protestar por las calles. La Policía Federal no interviene, y hay destrozos y basura por doquier.1 de septiembre, 2011: en una manifestación en contra de Scioli, grupos patoteros se infiltran generando desorden, la Policía actúa y reprime. El saldo son dos muertos.Bien, las predicciones podrán no ser exactas, pero, en definitiva, no hay ninguna razón para que hechos similares no ocurran. ¿Cuáles son las medidas que se han tomado para desarticular este peligroso círculo? ¿Cuáles son los incentivos para que los sindicatos profundicen su democratización, y así sus líderes sean legítimos representantes de los intereses de los trabajadores?Mientras tanto, continuamos viviendo una lucha mafiosa de intereses, que se mueve con total impunidad. Total, no pasa nada. Es hora de tomar conciencia de ello, ponerle a la violencia nombre y apellido, y convertir al círculo vicioso en un círculo virtuoso.Hay tiempo para la prevención. Si la violencia política retorna a la Argentina, será demasiado tarde (la discusión acerca de la inseguridad queda para otro momento).