Los gastos del Congreso Nacional, otra vez en la picota

Desde hace al menos 20 años es casi imposible conocer la ejecución presupuestaria de este poder, dado que la asignación de partidas y el dinero... Por Cuarto Intermedio

Desde hace al menos 20 años es casi imposible conocer la ejecución presupuestaria de este poder, dado que la asignación de partidas y el dinero efectivamente gastado -salvo en el caso de algunas obras de envergadura- es guardado como un secreto de Estado. Pero esto es solo una parte de la verdad.     

(Cuarto Intermedio – 12 de octubre de 2011)- Sin entrar a hablar de las cuestiones políticas e ideológicas que subyacen en los mismos, esporádicamente aparecen artículos con investigaciones sobre lo que gasta el Poder Legislativo; lo que cobran los legisladores, la cantidad de empleados con que cuentan las Cámaras y otras cuestiones por el estilo. En una nota publicada días atrás en el diario “La Nación” firmada por Laura Serra, se da cuenta del hecho que en el proyecto de presupuesto remitido por el Ejecutivo para la administración nacional, “subirán más de 40% los gastos del Congreso en 2012”.Todo lo que dice el artículo es básicamente cierto, pero para quienes trabajan en el Congreso desde hace muchos años, la falta de transparencia en el manejo de recursos públicos del Parlamento no es novedad. El lector se preguntará cómo puede darse esta situación cuando en el resto de los poderes públicos y de la sociedad en general, la tendencia ha ido hacia una mayor transparencia.La ausencia de controles y el misterio de los gastos del Parlamento, no pueden explicarse de otro modo que no sea por la complicidad de las principales bancadas políticas.Podría suponerse que la supremacía de una representación política por sobre las demás, atenta contra la transparencia, pero los partidos opositores siempre han ocupado algún cargo en la presidencia de los cuerpos y cabe recordar que desde 2009 tuvieron mayor representación que el oficialismo.La Cámara de Diputados es hoy presidida por el jujeño Eduardo Fellner, un kirchnerista que pese a algunos problemas con propios y ajenos, viene siendo votado por sus pares para ocupar ese cargo desde 2007. Vale mencionar, además, que en 2009 pudo ser reemplazado cuando el oficialismo perdió la mayoría tras las legislativas de ese año, pero tras largas negociaciones con la oposición, pudo continuar (y junto a él lo hicieron las autoridades administrativas de la Cámara). Lo secundan el radical cordobés Oscar Aguad, otra oficialista como la mendocina Patricia Fadel y el peronista disidente de Misiones, Ramón Puerta. Es por ello, que resultaría extraño que quienes presiden las bancadas mayoritarias (y con mucha más razón si ocupan cargos en la presidencia), desconozcan cómo se administran los recursos de los presupuestos que ordenan votar.De la gestión de Fellner en Diputados, quedará el recuerdo de haber inaugurado -al menos formalmente- el Anexo «C» (a un costo final aún desconocido); la licitación para la construcción del Anexo «D»; importantes refacciones como la del viejo anexo y otras en el Palacio, tal como la restauración del salón donde se reúnen la Comisión de Labor Parlamentaria. Hacia el interior de la planta de trabajadores legislativos, se destaca el agrandamiento de la estructura administrativa; los ascensos y abundantes nombramientos.Por otra parte, en el Senado es muy notorio el contraste entre la gestión que culminó Scioli en 2007, con la que desde entonces lleva adelante Julio Cobos. Para el actual gobernador bonaerense, la Presidencia del Senado de la Nación representó una plataforma política muy importante, al punto que hasta el día de hoy sigue citando hitos de dicha gestión entre los logros que le permitieron gozar de reconocimiento público. Aunque se niegue a admitirlo, su paso por el Senado fue encarado por su equipo como una etapa más de su carrera política y así se explica la ferviente actividad de Scioli al frente de ese cuerpo. Cobos, en cambio, no se muestra al frente de ninguna gestión: Mientras que a fines de 2008 convocaba a su despacho a otros dirigentes en su carácter de líder de la oposición, desde hace meses que poco se sabe de el.Aunque para no desviarnos del tema que nos ocupa, recordemos que en el organigrama de autoridades, Cobos es secundado por el Presidente Provisional, José Pampuro. Luego le sigue el radical pampeano Juan Carlos Marino (Vicepresidente); el peronista disidente de Salta, Juan Carlos Romero y por último el senador sanjuanino Roberto Basualdo.Parecería extraño entonces, que no esté la información precisa de la ejecución presupuestaria del cuerpo que preside Cobos, más allá de la que publica el website oficial. Marino, Romero y Basualdo, tampoco deberían ser desconocedores de cómo se administran los recursos.El resultado de las próximas elecciones, al producir nuevas mayorías oficialistas en ambas Cámaras, tal vez haga coincidir los deseos de una mayor transparencia con los de una dirigencia opositora que, alejada del poder, priorice sus responsabilidades para con la sociedad. Por el lado del oficialismo en el Senado y de confirmarse los pronósticos, la interna entre hombres poderosos como Amado Boudou, Aníbal Fernández (virtual reemplazo de Pampuro) y Miguel Ángel Pichetto, tal vez contribuya a una mayor transparencia.