En el epicentro del mundo pasan muchas cosas. Que se cae Europa, que salvamos a Grecia. Que la policía desaloja por la fuerza a los manifestantes en Wall Street, que hay algunas señales de recuperación económica en Estados Unidos. Que la inflación en China es menor a la esperada…
(Cuarto Intermedio – 17 de noviembre de 2011)- Sin embargo, hay un tema -que se discute en el mundo- que merece ser abordado con más fuerza aquí, en la lejana Argentina: el peligro de armas nucleares en manos de la República Islámica de Irán.Hace pocos días, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA – órgano que vela por la promoción y desarrollo seguro y pacífico de tecnologías nucleares), publicó un informe que arroja indicios estremecedores. Utilizando información provista por más de 10 estados miembros de la citada agencia, además de la propia, la AIEA sostuvo que Irán desarrolló actividades relevantes al desarrollo de un dispositivo nuclear explosivo. Este organismo -que también es parte de la familia de las Naciones Unidas- encontró, entre otras cosas, que la República Islámica había incurrido en pruebas de explosivos, experimentación concerniente a la detonación de un arma nuclear y modelos computarizados que describen el comportamiento de un artefacto de esta índole. Y como si esto fuese poco, el informe explicita que Teherán no cooperó con los inspectores de la AIEA, a pesar de haber brindado una mayor transparencia en comparación con visitas anteriores.El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas le ordenó a Irán detener el proceso de enriquecimiento de uranio, sencillamente porque la tecnología aplicada para obtener energía también puede usarse para llegar a un nivel de enriquecimiento tal que permita el desarrollo de armas nucleares. La ONU agregó que hasta tanto pueda comprobarse fehacientemente que sus intenciones son pacíficas, Irán debe frenar esta iniciativa. Lo dice en sus diversas resoluciones, a raíz del hecho de que Irán ocultó su programa nuclear durante más de 18 años.¿Y qué dijo Irán? A través de su presidente, Mahmoud Ahmadinejad y de distintas figuras del seno religioso gobernante, “este país mantiene aquello que el Tratado de No Proliferación Nuclear permite”, es decir, el desarrollo de tecnología nuclear aplicada únicamente a la energía u otros fines pacíficos. Y agregaron, en diversas ocasiones, que las resoluciones de la ONU están políticamente motivadas. Aunque claro, no es lo único que dice Ahmadinejad.Entre otras cosas, este mezquino presidente ha vociferado que el Estado de Israel debe ser borrado del mapa. Que el holocausto es un invento, o un mito. Celebró también la muerte cerebral del ex primer ministro, Ariel Sharon. Dijo que los sionistas son unos bandidos, y que su régimen está terminado. Lo dijo en reiteradas oportunidades, incluyendo foros como la Asamblea General de las Naciones Unidas o la Universidad de Columbia (instituciones que ejercen la libertad de expresión, a diferencia de la Guardia Revolucionaria Iraní, que, como parte de su rutina, se dedica a censurar y aplastar al opositor Movimiento Verde).El asunto, entonces, es cómo seguir. Por el momento, continuará la diplomacia, que incluye medidas de tipo diverso. Desde la obligación por parte de agencias como la AIEA por detener el enriquecimiento de uranio, hasta medidas que pretenden socavar la posibilidad iraní de desarrollar mayor tecnología nuclear. Existen también decisiones económicas tales como restricciones al comercio, las inspecciones a barcos, la prohibición de hacer negocios relacionados a la industria del petróleo, o el impedimento al ingreso de estos productos a EE.UU. y la Unión Europea.El dilema es poder determinar cuándo debe pasarse de la diplomacia a la acción. ¿Hasta cuándo hay que esperar? ¿A que Irán esté más cerca de tener el arma? ¿Adónde se encuentra el punto de no retorno? Son preguntas de difícil respuesta para todo el mundo. Y especialmente para Israel, que se encuentra muy cerca de Irán y por lo tanto directamente amenazado. Por si no quedó claro, la existencia misma del Estado de Israel se encontrará en peligro al instante en que Irán tenga la capacidad de dirigir un misil nuclear hacia la tierra hebrea, no solamente por la potencial destrucción física del arma, sino también por una cuestión estratégica. ¿Cómo se alinearían los países musulmanes -Siria, Líbano- frente a este nuevo escenario? ¿A qué estarían dispuestos? Lo dijo Obama hace poco. Todas las opciones están sobre la mesa, incluyendo la que propone un ataque preventivo sobre sus instalaciones nucleares (por lo menos las conocidas). Por eso, para evitar el último recurso, la comunidad internacional debe ser rigurosa por demás con aquello que se le exige a Irán. Y, por eso, es que es tan necesario que este tema esté en la agenda.La comunidad internacional alineada con los valores de la libertad y el progreso, deben comprender que es en los intereses de todos -y no sólo en los intereses de Israel- que la República Islámica no progrese con su plan nuclear. Si Obama así lo entiende, el mundo tiene la oportunidad de ser un lugar más seguro. Pero llegar a ello no depende sólo de él, sino de todos nosotros.