El curioso caso de Alfonso Prat Gay

A pesar de que las últimas mediciones de intención de voto indican que más de la mitad de los electores porteños dice no conocer al... Por Cuarto Intermedio

A pesar de que las últimas mediciones de intención de voto indican que más de la mitad de los electores porteños dice no conocer al joven economista que encabeza la lista del Acuerdo Cívico y Social en la Capital Federal, la brecha entre el partido que lidera Elisa Carrió y el PRO de Gabriela Michetti es cada vez más corta. ¿Quién es el elegido por Lilila y por qué ocurre este fenómeno?

 (Cuarto Intermedio  – 5 de junio de 2009)- Prat Gay parece tener dos grandes estigmas que cargar sobre su espalda. Por un lado, según un sondeo realizado por Ricardo Rouvier & Asociados hay un 56 por ciento de las personas consultadas que dice no saber quién es el ex presidente del Banco Central durante el mandato de Néstor Kirchner en el año 2002. Y por otro, una porción importante de los que si lo conocen pero lo tienen identificado con la etiqueta del establishment y su pasado laboral en la banca de inversión del JP Morgan. Su trayectoria “conocida”, trajo consigo varias rupturas dentro de la propia Coalición Cívica cuando Carrió lo propuso para encabezar la lista, e incluso provocó el quiebre de algunas alianzas con el Socialismo porteño.

A pesar de que algunos miembros del ARI lo hayan incluido en las denuncias por fuga de capitales que sufrió el sistema financiero durante la crisis del 2001 y de haber sido señalado como impulsor de medidas económicas que favorecieron a la banca privada y provocaron la llegada del corralito ya siendo funcionario público, siete años después la chaqueña decidió sumarlo a su frente y ubicarlo nada menos que como cabeza de lista. Es una decisión que sólo Carrió sabe realmente porque tomó y que habrá que esperar al 28 de junio para ver si fue acertada o no.

La reducción de la brecha entre la formula que lidera las encuestas de la ex vicejefa de Gobierno y el Acuerdo Cívico en la Ciudad de Buenos Aires se pueden explicar por dos variables. Hasta antes de su renuncia a la jefatura, Michetti gozaba de una muy buena llegada al electorado, y a pesar de las contradicciones que provocó su postulación obligada por Mauricio Macri, igualmente mantuvo una imagen positiva. Por lo tanto el PRO no tenía mucho más para crecer en ese terreno, los personajes eran conocidos, y al fin al cabo es el partido que está gobernando la Capital. Entonces el estancamiento les llegó rápido en las mediciones. Está claro que es un porcentaje para nada despreciable el 33 por ciento que, estiman, sacaría la formula conformada por el binomio Michetti-Bullrich, ya que le aseguraría una victoria y varias bancadas.

Sin embargo, y sin explicaciones aparentes, en los últimos sondeos realizados por la mayoría de las consultoras privadas reflejaron un acercamiento de la nómina de Prat Gay-Gil Lavedra, que los ubican a sólo 6 o 7 puntos respecto del líder. El otro punto que puede explicar este fenómeno es el trabajo de campaña que viene haciendo Carrió y el Acuerdo Cívico en su conjunto para imponer en el ideario popular la imagen de este economista de 44 años, hijo de un ingeniero azucarero y de una ama de casa. Según los asesores con una buena campaña, el candidato escogido por Lilita tenía mucho más para crecer que la propia Michetti.

Más allá de la duplicidad de las conductas de propios y extraños para con la postulación de Prat Gay, es difícil interpretar la decisión de Carrió de acuerdo a su pasado y su ideología política. Más allá de su formación radical y de la alianza que refirmó en los últimos meses con parte de la UCR, el ARI de Lilita nació en el 2002 como una fuerza de centroizquierda, una alternativa que poco a poco se fue transformando en oposición. Pero el paso del tiempo parece haber virado también, entre otras cosas, el sentido y las bases de las ideas.