Mr. President, ¿candidato trucho a la Cámara… baja?

El hecho de conocer el mundo y haber vivido en otras sociedades, y desear que nuestra querida Argentina se pareciese a algunas de ellas, puede... Por Cuarto Intermedio

El hecho de conocer el mundo y haber vivido en otras sociedades, y desear que nuestra querida Argentina se pareciese a algunas de ellas, puede llegar a ser causa de una profunda frustración. 

 (Cuarto Intermedio  – 11 de junio de 2009)- Para aquellos que leen (y me refiero no solamente a los periódicos), pero que no han viajado, tal vez no sea cosa demasiado nueva. Más para quienes merodean el mundo de la política vernácula exclusivamente, la presencia, aunque fugaz, del ex presidente de los Estados Unidos (a quien, dicho sea de paso, se lo sigue llamando Mr. President) actuó -o al menos, creo yo, debió haber actuado- como un disparador de una serie de reflexiones que vale la pena compartir.

William Jefferson Clinton visitó nuestro país por un día y medio, y brindó una conferencia en la que expuso sobre temas diversos, la mayoría referidos a la crisis económica y a temáticas que trata su fundación (pobreza, desarrollo, cambio climático, VIH, etc), con algunas alusiones cordiales a la relación de EE.UU. con Argentina. Tocó también el rol que nuestro país tuvo, tiene y podría tener en el concierto de naciones a nivel mundial.

La conferencia contó con la asistencia de casi todas las altas figuras de nuestro país. Desde ministros y embajadores, hasta jueces de la Corte, periodistas y empresarios. Y allí, entre el carisma del ex presidente estadounidense y una sobredosis de poder, se produjo, en varios de los que estuvimos, un aterrizaje forzoso que nos condujo nuevamente, y de manera estrepitosa, a la cruda realidad.

Por qué, se preguntará el lector.

Tal vez porque ni Néstor ni Cristina hablan inglés (el idioma del mundo), o porque su único viaje antes de llegar a la primera magistratura fue a Disney (mientras Clinton se refería constantemente a todos los rincones del planeta). Quizá porque nuestro Mr. President está compitiendo en el barro por ser diputado de una provincia en donde reside hace muy poco. Podría ser por esa, o muchas cosas más. Pero el meollo de la cuestión es la falta de República, del respeto a las instituciones y del apego a la ley.

Precisamente en su libro República, Platón decía que “todo hombre que ejerce el gobierno, como gobierno, y cualquiera que sea el carácter de su autoridad, no examina y ordena lo conveniente para sí mismo, sino lo conveniente para el gobernado y sometido a su poder, y con este fin le procura cuanto le es conveniente y ventajoso”.

Mucho me gustaría, que en plena batalla electoral, precisamente discutiésemos cómo procurar lo conveniente y ventajoso, y que las figuras históricas de nuestra Nación se elevasen y aportasen su punto de vista desde una óptica global y superadora. No obstante, mucho me temo que todavía estamos lejos; sin embargo y sin ánimo de pecar por repetitivo, tenemos una herramienta para ir acortando la brecha al alcance de nuestras manos: el voto.