De fracciones y estrategias

Habrán notado que todos tienen una estrategia política para el 2011. Y no es apresuramiento, sino simple instinto de supervivencia. La realidad es que el... Por Cuarto Intermedio

Habrán notado que todos tienen una estrategia política para el 2011. Y no es apresuramiento, sino simple instinto de supervivencia. La realidad es que el que no mira el 2011, no existe.  

 (Cuarto Intermedio  – 2 de julio de 2009)- Hasta quienes como Reutemann dicen no querer hablar de un tiempo que parece muy lejano aún, en realidad lo hacen como estrategia para llegar al mismo objetivo.

Muchos se habrán preguntado cómo era posible que al día siguiente de conocerse los resultados del 28J, la Presidente se anotó en la cruzada de Chávez, Evo, Castro y Correa para reponer al destituido presidente hondureño. Pues la respuesta es la misma: así comienza la nueva campaña política del kirchnerismo. Y esto lo saben todos los que desde el 29 repiten que Kirchner está muerto. Como dice el refrán, los muertos se cuentan fríos, y el ex presidente está que hierve.

También habrán notado que tanto Néstor Kirchner como Cristina Fernández comenzaron a hablar de poder repartido en tercios. Por otro lado, están los dirigentes del peronismo y del reunificado radicalismo bregando por recuperar el viejo esquema bipartidista. Es decir, de mitades.

Pues veamos como se relacionan estas cuestiones analizando la manera en que cada sector ha interpretado el resultado de las elecciones.

Empezando por la estrella indiscutida, Pino Solanas sabe que su cosecha fue el fruto esperado de una estrategia simple, económica y facilitada por los desaciertos del kirchnerismo. Seducir al electorado progresista de la Capital con un discurso propositivo, sin la agresividad ni el maniqueísmo propios del kirchnerismo, fue suficiente para obtener un resultado excelente, pero que apenas alcanza para terciar en la batalla futura. En este papel encontraremos al bloque de 16 diputados producto de la unión de sus fuerzas con las de la CTA, los ex ARI de Macaluse y la de Sabbatella.

Macri ha descubierto que el techo de su crecimiento en Capital lo obtuvo en 2007, que pese a los festejos de Costa Salguero perdió la mitad de los votos y que su destino nacional depende de su alianza con sectores peronistas, llámense De Narváez o Reutemann. En cualquier caso, el 2011 para él parece más un escalón que un objetivo.

Los radicales que renacieron como el ave Fénix, son unos de los que hablan de la existencia de sólo dos fuerzas. Se ilusionan con llegar al 2011 mano a mano contra un peronismo debilitado y desgastado. Mientras tanto, no encuentran otra salida que una interna para evitar lo que tal vez sea inevitable de todas formas, dependiendo su futuro de cómo resuelvan este problema, tanto de como lo resuelva el peronismo. Por ahora, parece difícil que Cobos o Carrió renuncien a sus aspiraciones personales y acepten secundar al otro.

El peronismo fuerza desde hace meses la creación de un nuevo líder. La frase “es necesario que gane por un voto” no sería de Reutemann sino de varios dirigentes que anhelaban su triunfo para poder encolumnarse detrás suyo. En esa lista hay de la vieja confederación o liga de gobernadores, y de la nueva, cuyos representantes ocuparon hasta ayer la primera fila de invitados a los actos de Olivos. Esta corriente goza del apoyo del establishment y hasta tiene su pata sindical. Algunos sostienen que por si faltaba algo, lo mejor que puede sucederle al Lole es la competencia de un nuevo pingüino, pintoresco y verborrágico. Lo más problemático será su unión con el PJ bonaerense.

Volviendo al plan A

Mientras todos festejan la derrota del kirchnerismo, la usina incansable de mentes que lo iluminan, tratan de no enojar a Néstor convirtiéndose en esa esposa detestable que goza diciéndole te lo dije. Varias veces le habían advertido lo que tarde o temprano ocurre con los caciques peronistas y ahora intentan convencerlo de volver a las fuentes del progresismo transversal. “Empezamos con nada y llegamos a tener casi todo; ahora que nos han traicionado olvidémonos del PJ, juntemos las tropas leales y reconquistemos a todos los progresistas que nos abandonaron en 2007 y 2009”, le dicen. Suponen que con algún carguito y una disculpa, podrán hacer volver a todos esos Sabbattellas, Ceballos, Tumminis y demás que fugaron por izquierda. Después de todo, no parece tan descabellado pensar en que el electorado que votó a Pino podría sumarse a esta fuerza. Piensan que si lo logran, también el cineasta y los suyos terminarán capitulando. La renacionalización de los hidrocarburos u otros sectores que antes manejó el Estado podría ser un buen gancho. Por otra parte, Binner quedó golpeado y si la ola del Lole se hiciera muy grande, en 2011 hasta podría tener que conformarse con Rosario. En este sentido ahora es buen momento para sumar a todo el socialismo.

Estos ideólogos razonan que el justicialismo fatalmente virará hacia la derecha, con mucha más razón si se profundiza su alianza con Macri en Capital y De Narváez en provincia. Los festejos en Costa Salguero con dirigentes peronistas bailando apretados con jóvenes PRO como en una fiesta electrónica, les revolvieron las tripas y encendieron sus más profundos sentimientos revolucionarios. No comprenden cómo los pobres pueden votar a esta gente y suponen que en 2011, esta fuerza irá al ballotage con ellos, siendo derrotada como en 2003 fue derrotado Ménem.

Su mapa político se completa con el radicalismo en el centro y obviamente, ellos quedan a la izquierda de todo.

Néstor no tiene muchas opciones. Ve acercarse a Buenos Aires a varios caudillos triunfales que como generales hacia una Roma en crisis, avanzan para reclamar el trono. Por algo renuncia a la conducción del PJ, dejando a cargo a Scioli para que le cubra la retirada.

El gobernador bonaerense siempre le fue fiel y hará lo imposible para conservar los restos del kirchnerismo hasta que no tenga más remedio que hacer lo que ya hizo con sus antiguos jefes políticos.La gran incógnita es la lealtad de Moyano, que hoy más que nunca, es el hilo del que pende la tan mentada gobernabilidad.