Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago

En nuestro país, como también tal vez en otros, existe un viejo y conocido refrán que nos ilustra de manera cabal: “haz lo que yo... Por Cuarto Intermedio

En nuestro país, como también tal vez en otros, existe un viejo y conocido refrán que nos ilustra de manera cabal: “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

 (Cuarto Intermedio  – 23 de julio de 2009)- ¿Cuántas veces se han escuchado frases como “los políticos son todos corruptos”, cuando se soborna (o se intenta) a un policía para evitar una multa de tránsito? ¿O tal vez “hay que limpiar el Riachuelo” mientras no separamos la basura, tiramos papeles al piso, y dejamos correr el agua sin reparar en lo escaso y preciado que es este líquido?Sin embargo, cuando a cuestiones importantes se refiere, elegimos cambiar la actitud. Si creemos que estamos enfermos, nos dirigimos a un hospital o centro de salud, y en la gran mayoría de los casos confiamos en lo que el médico nos dice, porque creemos en su capacidad y porque hace lo que dice. Y al sentirnos mejor, nos damos cuenta de lo importante que resulta la confianza y la verosimilitud de la información que nos dan. Pero aquí se trata de situaciones de vida o muerte, claro está.Pero entonces: ¿el dengue, la gripe A y el INDEC, no son situaciones de vida o muerte también? Por supuesto que sí, responderá el lector. Es en este lugar, por lo tanto, donde comienza a jugar la responsabilidad institucional de nuestros representantes y la idoneidad que deben tener para ejercer los más altos cargos de nuestra República.¿Cómo puede ser que ya no se hable del dengue, ni se comunique un plan para combatir el mosquito transmisor, ni se nos informe de cuánta gente infectada y muerta hay en nuestro país? ¿Se suspenden las actividades de manera coherente, organizada y metódica para evitar el contagio de la gripe A? ¿Se prevé cómo dar mayores respuestas a la gente que contrae el virus? La presidenta sostuvo que ahora se le dará total transparencia al INDEC, porque antes no era el momento. Pregunto: ¿Antes no era el momento de ser transparente?Estas situaciones son graves. Sino, basta remontarnos al tristemente célebre Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania nazi, quien con mucho éxito implementaba la filosofía de la mentira expresando “miente, miente, que al final algo quedará… cuanto más grande sea una mentira, más gente lo creerá”. Que quede claro: no digo que nadie en la administración Fernández de Kirchner sea Goebbels (siendo que este personaje fue miembro de un régimen autoritario que asesinó a millones de personas). Pero sí pretendo y exijo que nos digan la verdad, que nos presenten estadísticas y números confiables y transparentes, y que no nos tomen como tontos, porque al final de cuentas, no somos nosotros los críticos quienes nos beneficiaríamos con más transparencia, sino el conjunto de la sociedad. De hecho, cuando termina el día, son nuestros primos, amigos o conocidos, quienes se enferman, y somos nosotros los que compramos cada vez más caro en el supermercado.