La frase fue pronunciada por un allegado a la investigación por el secuestro del empresario Leonardo Bergara. Las pruebas que el juez federal de Quilmes Luis Armella creía contundentes se fueron desvaneciendo, a tal punto, que uno de sus colaboradores reconoció que probablemente tanto la fiscal Cavallo cuanto el juez subestimaron la capacidad operativa y el grado de planificación de los secuestradores.

  (Cuarto Intermedio – 29 de enero de 2009)- Si bien hay cuatro detenidos, todos ellos de uno u otro modo vinculados con la policía bonaerense, lo cierto es que sólo dos están procesados y la Cámara Federal de La Plata ya tiene a estudio las respectivas apelaciones. Sobre los otros dos, el dueño de la casilla en la que apareció Bergara y el ex policía José Pardini (quien mientras era buscado por 50.000 hombres en toda la provincia se presentó caminando ante la DDI de Quilmes y su hija reconoció que permaneció todo el tiempo en que se lo consideró prófugo, en su casa), las pruebas de cargo son “endebles”.Además, la recusación que planteó Pardini contra el juez Armella invoca una de las causales que manifiestamente reconoce el Código Procesal para apartar a un juez de la causa. Si hay un enfrentamiento personal previo entre el juez y una de las partes, cae en tela de juicio la imparcialidad del juzgador. En este caso, fue el propio juez Armella quien denunció penalmente por presuntas amenazas a Pardini, con lo cual las causales para la recusación tienen andamiaje sólido.Independientemente de lo que resuelva el juez Armella sobre si seguirá o no con el expediente, lo cierto es que de ahora en más todas sus decisiones estarán condicionadas por esa recusación, que incluso podría derivar en nulidades futuras que entorpecerían aún más la respuesta a la pregunta central de esta historia: quiénes y por qué secuestraron a Bergara.