Tras una extensa sesión, finalmente el Senado nacional le dio su aprobación al proyecto de ley del Ejecutivo para refinanciar la deuda de más de 44 mil millones de dólares que había sido contraída por la administración de Mauricio Macri.
Durante la votación de la norma -que recibió el acompañamiento de 56 legisladores, mientras que 13 votaron en contra y 3 se abstuvieron-, la vicepresidenta y titular de ese cuerpo legislativo, Cristina Fernández de Kirchner, optó por retirarse del recinto (momentos en lo que habitualmente suele estar presente), enviando de esta manera una “fuerte” señal política al Jefe de Estado sobre su desacuerdo con el pago de la deuda al organismo internacional de crédito -tal como lo manifestara públicamente a través de un video-.
Respecto al trámite de su sanción, cabe señalar que entre los votos afirmativos 20 fueron del oficialismo y 36 de la oposición. Los 13 negativos, por su parte, correspondieron a aquellos que responden a La Cámpora y al riñón de la ex mandataria; a la vez que las abstenciones pertenecieron a las senadoras Lucila Crexell (JxC), Silvia Sapag (FdT) y Silvia García Larraburu (FdT).
Si bien desde ambos sectores de las principales fuerzas políticas manifestaron sus sensaciones tras la votación en las redes sociales, el Presidente aún se mantiene en silencio, lo cual llama la atención dado que a partir de la sanción de la medida logró hacerse, en cierta forma, con sus primeras armas para comenzar la “guerra” contra la inflación, tal como lo manifestara en un acto público.
No obstante y atento al minuto a minuto de lo que sucedía en el Parlamento, si recogió el guante el ministro de Economía, Martín Guzmán, quien rápidamente vertió una serie de reflexiones en su cuenta de Twitter: “El Congreso sancionó con fuerza de Ley el acuerdo del Gobierno Nacional con el FMI que le permitirá al país refinanciar la deuda récord de 2018, evitando desestabilizar la economía. El resultado y el proceso son un paso firme hacia adelante en el desarrollo de nuestra República”, enfatizó.
En esa línea, además, sostuvo que duela lo que duela, la realidad es que el FMI está en el país desde el 2018 por decisión del Gobierno anterior, y que en algo más de un año sumó una deuda de USD44.500 millones en las espaldas del pueblo. “Pesa y mucho. Nuestra responsabilidad era construir una solución”, remarcó.
“Sin un acuerdo era imposible pagar. Y no pagar implicaba que no hubiese financiamiento en Argentina. Implicaba caída de la producción, el empleo y efectos desestabilizantes sobre el tipo de cambio. Implicaba ajuste. Nuestra responsabilidad era dar tranquilidad y certeza de rumbo”, agregó el titular del Palacio de Hacienda, al tiempo que recordó que ahora el siguiente paso es la aprobación del directorio del organismo y que esperan el apoyo multilateral dado que traerá más estabilidad para Argentina, América Latina y el mundo.
Habrá que esperar entonces y más allá de lo que resuelva el board del FMI, cuál será la estrategia gubernamental de cara los próximos vencimientos de deuda que deberá enfrentar la Argentina, puesto que ya quedaron en evidencia las dificultades con las que deberá lidiar Alberto Fernández dentro de su propia coalición política en relación a este tipo de cuestiones.