Con la boca cerrada

La industria del juicio en la Argentina encuentra en los casos de supuesta “mala praxis” una fuentes de ingresos fascinantes, sobre todo para personas inescrupulosas... Por Cuarto Intermedio

La industria del juicio en la Argentina encuentra en los casos de supuesta “mala praxis” una fuentes de ingresos fascinantes, sobre todo para personas inescrupulosas representadas por abogados más inescrupulosos aún.

(Cuarto Intermedio – 14 de abril de 2010)- Pero la justicia, a veces, pone límites necesarios. Como por ejemplo, la Cámara Civil porteña, que rechazó el reclamo de una paciente contra su odontólogo por fallas en la dentadura postiza que le colocó. Tras una paciente investigación, el tribunal concluyó que el estado de salud bucal de base del paciente era malo, y denotaba una “leve gingivitis marginal crónica, característica de personas con deficientes habilidades higiénicas”.Además, era “necesario un control periódico cada seis meses para la corrección (ajustes, adaptación, pulidos, rellenos, etc.) de desajustes que normalmente se producen”, que la paciente nunca llevó a cabo.El fallo es aleccionador, ya que no sólo rechazó el reclamo de indemnización de la paciente sino que además la condenó a pagar las costas del juicio, incluidos los honorarios de los peritos que dictaminaron que lo que ocurría con su boca era culpa suya.