Guillermo Yacobucci, uno de los jueces de la Cámara Nacional de Casación Penal que la semana pasada concedió la excarcelación (ahora suspendida) a una veintena de represores de la última dictadura, entre ellos Alfredo Astiz y Jorge “El Tigre” Acosta, confesó que los hechos por los que están imputados le causan “repugnancia visceral”. Los calificó como “una tragedia para la sociedad”, pero pese a ello justificó su voto, que junto con el de su colega Luis García, entreabrió las puertas de la libertad, provisoria al menos, de imputados por delitos de lesa humanidad.Yacobucci hizo un mea  culpa y reconoció que “hay un retardo de Justicia que es culpa del Poder Judicial”, producto de lo que definió como “una crisis del sistema”.El magistrado relativizó las amenazas públicas de distintos personajes del poder que impulsan su juicio político. “Cuando llego a la noche a mi casa duermo tranquilo”. El Consejo de la Magistratura y el jury de enjuiciamiento de magistrados expresaron reiteradamente que los jueces no pueden ser sancionados por el contenido de sus sentencias y que esas cuestiones deben ser resueltas por las vías recursivas que el sistema de Justicia prevé para enmendar supuestas interpretaciones erróneas de la ley.Tras la apelación presentada el viernes 19 de diciembre por el fiscal de la Cámara de Casación Raúl Plée, la última palabra la tendrá la Corte Suprema de Justicia. Pero todo parece indicar que el fallo no saldrá en el corto plazo.