El “subdesarrollo” es una renuncia que agravia la inteligencia. “El desarrollo, en cambio, es un desafío ineludible, forzoso e indeclinable. Esta es la causa por la cual las alianzas son “inútiles” si no se concretan en compromisos que vislumbren ese desafío.
(Cuarto Intermedio – 9 de enero de 2009)- Por cierto que esta es la razón también por la que no se pueden plantear alianzas para este año electoral pensando solo en los nombres de los que forman el acuerdo.El tema está mal planteado. El gran fracaso argentino tiene que ver con que los acuerdos en este país siempre se han pergeñado desde nombres propios. A partir de esta falsa premisa, los preconceptos, los prejuicios partidarios o las principales preocupaciones, siempre han estado orientadas a saber si fulano se junta con sultana o si este o aquel partido puede asociarse con este o aquel otro partido. Invariablemente las cuestiones personales, los nombres y la trayectoria de los dirigentes, son los que dan perfil a los acuerdos en la Argentina. Obviamente una pretensión limitada.Ese esquema es la verdadera “vieja política”. El gran salto de calidad que debemos atrevernos a dar, es intentar alterar esta forma de construcción de acuerdos por la construcción de un espacio amplio que sea alternativa al populismo conservador que utiliza a la pobreza como capital político, además de resolver siempre los problemas a favor de lo irrelevante o lo intrascendente por sobre lo prioritario (principal factor de nuestros desencuentros) y al neoliberalismo que destruyó nuestras fuerzas productivas.Debemos crear un proyecto nacional de DESARROLLO (esta es la palabra clave) abarcativo de todos los partidos, dirigentes y ciudadanos que vean en ese pensamiento la matriz de la estrategia nacional, impulsando un acuerdo entre la política y los factores de la producción, el trabajo, la ciencia y la educación, sin exclusiones y sin egoísmos. Reglas de juego perdurables y calidad institucional, los cimientos del acuerdo.Esta debe ser nuestra prioridad. Este año tenemos la oportunidad de comenzar la obra si logramos ser mayoría en el Congreso Nacional. Este es el lugar donde se deben iniciar a abordar las políticas que el próximo gobierno nacional, popular y de desarrollo deberá implementar. Tenemos una oportunidad histórica, no la podemos desaprovechar.Este espacio no sólo debe tener como compromiso el abandono del corto plazo populista sino el reconocimiento expreso de que el Estado tiene el estratégico rol de impulsar y regular las actividades generadoras de riqueza y trabajo acumulado, además de diseñar políticas activas que incentiven inversiones de calidad en los sectores más dinámicos de la economía (por ejemplo Energía).Este reconocimiento supone además que se debe acordar un programa que contemple el interés nacional en convergencia y con respuestas para los intereses sectoriales. Caso contrario los acuerdos terminan aniquilados. Por cierto que este diseño de política nacional debe insertarse adecuadamente en el mundo globalizado, para no terminar afectados por coyunturas que otros aprovechan.La Juventud Argentina debe atreverse a ser el motor que genere el cambio.