El debate por la ley de Radiodifusión ofreció más resistencia de la que el oficialismo esperaba. Con las jornadas de audiencias surgió una suerte de doble filo: se pierde tiempo vital para tratarla en el recinto pero se ganan horas para sumar a legisladores que continúan deshojado la margarita.
(Cuarto Intermedio – 8 de septiembre de 2009) – Podría decirse que a través de condicionamientos varios tendrá que pasar el oficialismo en la cámara de Diputados para darle el okey definitivo al nuevo proyecto de ley de Radiodifusión (o Servicios Audiovisuales) enviado desde la Casa Rosada.
En esta oportunidad, el kirchnerismo tendrá que hacerle frente a un problema cada vez más recurrente que comenzó a planteársele sobre todo en 2009 y que no era motivo de preocupación durante los años de gobierno de Néstor Kirchner: el despacho automático de firmas en comisión y también de manos al momento de alzarlas en el recinto.
Con la promesa de algunos cambios y la posible inclusión de nuevos puntos al proyecto original enviado desde la Casa Rosada, el jefe de la bancada del Frente para la Victoria de la cámara Baja, Agustín Rossi, intentará alinear a independientes, radiales K y eventuales aliados que supo tener el gobierno este último tiempo para las votaciones de determinadas leyes.
En principio, con las audiencias públicas que se dieron inicio hoy, intentarán darle dictamen al proyecto para finales de esta semana y de esta forma bajarlo en siete días para ser tratado definitivamente en el recito. No obstante, desde los mentideros, las malas lenguas también afirman que podría existir la posibilidad de apurar los tiempos legislativos y tratarlo en una sesión especial para antes de que eso suceda.
En las jornadas de hoy, serán 44 oradores (se habrían anotado unos 300 en total) y según el titular de la comisión de Comunicaciones, Manuel Baladrón, el tiempo asignado a cada expositor no podrá superar los diez minutos. Por consecuente y salvo que tanto los legisladores como los allí presentes se sometan a un debate maratónico para escuchar todas las voces, difícil será cumplir con las 3 jornadas estipuladas y rubricar las firmas para antes de este viernes.
De todas formas, se especula con que el “lobby de pasillo” estará a la orden del día y se intentará recolectar la voluntad (y el voto) de aquellos diputados de las corrientes nombradas anteriormente que mantienen escasas diferencias con algunos puntos del proyecto oficial. Para ello, podría haber una serie de concesiones o retoques a los que el oficialismo estaría dispuesto negociar de la letra chica del proyecto, siempre en cuando no se metan con la referida a la desconcentración de los grupos multimedios (cosa que el kirchnerismo ansía) y a la referida del ingreso de las compañías telefónicas al rubro audiovisual.