Los fallos que no deberían fallar este año

Aunque todavía está lejos de conocerse la verdadera trama de la historia de la comercialización ilegal de medicamentos y, especialmente, efedrina, para la fabricación de... Por Cuarto Intermedio

Aunque todavía está lejos de conocerse la verdadera trama de la historia de la comercialización ilegal de medicamentos y, especialmente, efedrina, para la fabricación de drogas sintéticas, varios personajes que ocuparon páginas de diarios en 2009 deberán afrontar antes de fin de año un juicio oral acusados por delitos vinculados directamente con el narcotráfico.

(Cuarto Intermedio – 06 de enero de 2010)- En la lista figura Mario Segovia, mejor conocido mediáticamente como “el rey de la efedrina”.

Probablemente para ese entonces ya no será juez de la nación Federico Faggionato Márquez, a quien el jurado de enjuiciamiento creado en la reforma constitucional de 1994 junto con el Consejo de la Magistratura, lo someterá a juicio político el 23 de febrero por presuntas irregularidades en otras causas, más no en la de la efedrina.

Juan José Zanola y el empresario farmacéutico Néstor Lorenzo esperan que la Cámara Federal aliviane sus situaciones procesales, ya que no quieren volver a pasar unas fiestas navideñas presos.

Tampoco lo desean Jorge “El Fino” Palacios y Ciro James.

Esas dos causas, “mafia de los medicamentos” y “espías en la Ciudad de Buenos Aires”, acaparan la atención, por lo menos en las primeras semanas de 2010, en el fuero federal porteño. Podrían llegar a juicio antes de fin de año, aunque debido a la complejidad de los expedientes, que acumulan decenas de cuerpos, parece difícil.

Otros casos con menos incidencia política pero igualmente rimbombantes esperan definición. La familia García Belsunce aguarda un pronunciamiento de la Suprema Corte de Justicia para determinar cuántos irán a acompañar al hoy detenido Carlos Carrascosa. Y se viene el juicio “García Belsunce 2”, contra otros familiares y amigos por presunto “encubrimiento”.

Diecinueve años después de los hechos, llegará por fin a juicio oral la causa por la detención ilegal de Walter Bulacio, el adolescente que murió luego en un hospital, tras haber intentado asistir a un concierto de Los Redonditos de Ricota.

José Arce, el hombre entrado en años y en kilos preso como presunto asesino de su esposa, Rosana Galliano, aguarda entre deprimido y ofuscado que se realice el juicio oral en su contra y también contra su madre para demostrar que, según proclama, es inocente de toda inocencia.

En el supuesto caso de que Diego Armando Maradona llegue a dirigir al seleccionado argentino en el Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010, a su regreso al país lo esperará un tribunal para juzgarlo por “lesiones” supuestamente causadas a dos transeúntes a quienes habría atropellado en una parada de diarios una madrugada de esas en las que todavía no había sentado cabeza y solía trasnochar con amigos. Maradona jura y perjura que no estuvo allí, con la misma solvencia con que se maneja como DT del seleccionado albiceleste.

Tras asolar al barrio porteño de La Recoleta, Ulises Velásquez, acusado de ser el violador serial que mantuvo en vilo durante meses a las mujeres porteñas, irá a juicio oral. Lleva más de un año preso, después de que lo descubriera y ordenara su detención una mujer: la jueza Yamile Bernan.

Para el segundo semestre de 2010 está previsto el juicio oral por el asesinato del barra brava de River Gonzalo Acro. En el banquillo, entre otros, estarán los hermanos Alan y William Schlenker, ambos hoy en libertad tras permanecer dos años detenidos en el Penal de Marcos Paz.

Para esa misma fecha también está en agenda el juicio oral contra el psicólogo Jorge Corsi, acusado de abuso sexual contra un menor de edad. El mismo delito por el que ya fue condenado el cura Julio César Grassi, quien no obstante no está en prisión porque el fallo aún no fue confirmado por la Cámara de Casación Bonaerense.

Esta es una apretada síntesis, seguramente incompleta, de algunas de las causas más importantes que deberían tener definición en 2010.

No se trata de un pronóstico de videncia sino de la proyección razonada de lo que la Justicia debería hacer. Siempre que “los tiempos de la justicia”,  esa inexplicable entelequia que todo lo demora, lo permita.