Las constantes operaciones que esconden sus artículos y editoriales dan pie a fantasear con encontrar su nombre y apellido explicando la definición de “periodismo lobby” dentro de la mundialmente reconocida y famosa enciclopedia online denominada Wikipedia, creada en 2001 por Jimmy Wales y Larry Sanger.
(Cuarto Intermedio – 6 de abril de 2010)- Carlos Pagni, se podría decir, se ha convertido en un verdadero mercader del periodismo: transgrede la palabra; se mofa de los valores; juega con el respeto y, sobre todo, falta a la credibilidad. Sin dudas, una conjugación que hace añicos al oficio que paradójicamente colocó sus “trabajos” en la primera plana.Alejado de aquellas épocas en las que sobresalía como el pupilo predilecto de Julio Ramos en Ambito Financiero, Pagni comenzó a saborear el poder de la palabra y capitalizó al máximo el directorio telefónico de su agenda para terciar o tergiversar los significados de sus escritos en aparente dirección al talonario de facturas (si es que lo tiene y no evade impuestos), que satisfacen a las empresas y/o personas físicas que contratan sus servicios.Basta entonces, con recordar su decisiva intervención ante los senadores de la comisión de Acuerdos para lograr la posterior bendición sobre el nombramiento de Alfonso Prat Gay y luego, su posterior récord de audiencias con el flamante presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA) al que tanto había fogoneado.Pero no todo tiene por que ser negativo. Su olfato periodístico (condición sine qua non para cualquier aspirante a ingresar a una redacción) siempre lo colocó en el momento y con la persona indicada cuando buscaba temas de interés que, justamente, afecten intereses. Es por ello que durante este último tiempo sus cañones vienen disparando incesantemente al petróleo y las telecomunicaciones. En el primer caso y dejándolo más al criterio del lector, solo se puede decir, por ejemplo, que su compromiso con esa causa no cobró notoriedad por su posición respecto a la falta de inversiones de las empresas petroleras para explorar y explotar recursos en suelo argentino; ni tampoco por alguna observación hecha sobre los valores de los precios con los que se comercializa el crudo tanto fronteras adentro como afuera; o por el comportamiento del Ejecutivo nacional para regularlas. El epílogo de esa realidad (según sus acciones), fue el resultado de una grabación en video que lo “rankea” en los primeros lugares de cualquier buscador de internet cuando se introduce su apellido y las palabras cámara u oculta, tanto juntas como por separadas.El otro aspecto que lo tiene a maltraer, tal como lo consignáramos más arriba, es el de las telecomunicaciones: la cruzada entre Telecom., Telefónica y el gobierno nacional, suelen estar a la orden del día cuando estalla sus dedos contra el teclado. Para los que no conocen el léxico de este periodista a través de sus artículos, con cada párrafo no solo se tiene que procesar lo hasta allí leído, sino que también se deben indagar las segundas intenciones escondidas detrás de apellidos, adjetivos y condicionales. Hablar maliciosamente para beneficiar a sus circunstanciales empleadores, seguramente lo haga olvidar del verdadero significado de los acontecimientos. En su nota publicada el 5 de abril en el diario La Nación, “La gran empresa de Kirchner: el poder”, Pagni deja en evidencia su debilidad (voluntaria) por las imprecisiones. Se habla despectivamente de inversionistas nacionales y la imposibilidad de operar en el mercado local de una de esas empresas. Aunque lo que no se menciona (o más bien se omite), es que el nombre de una de ellas ocupó más páginas en la sección “policiales” que “nacionales” en los matutinos del viejo continente, dada la corrupción de políticos y empresarios europeos que llevaron a más de uno tras las rejas por negocios y tratos espurios que hasta involucraron a una de las mafias más renombradas mundialmente.En ese artículo, curiosamente, nada se dice sobre las noticias provenientes desde Italia, donde la empresa Telecom de ese país está acusada ante la Justicia de traficar facturas apócrifas por evasión de IVA en un monto que ronda los 365 millones de euros (cifras por cierto escandalosas). “Entre las personas detenidas se encuentran un fundador de un gran grupo empresario de las telecomunicaciones con una de las grandes fortunas del país, parte de Telecom Italia, directivos de la Policía Financiera y un senador nacional”, reza una de las tantas notas publicadas en los periódicos italianos. En pos de establecer analogías, si se quiere, sería como una especie de lo sucedido en estas tierras con el caso Skanska. Resulta también poco serio, que la “argumentación” de las líneas escritas por Pagni sólo reflejen que una empresa telefónica haya comprado parte de la otra, cuando el simple sentido común aplicado a la lectura de las regulaciones locales en la materia, vuelve ese acto absolutamente violatorio de las normativas nacionales vigentes al respecto.¿Qué amistades y/o intereses motivaron a Pagni a hacer la encendida defensa de la empresa italiana en detrimento de los capitales nacionales? Seguramente alguna razón altruista, haya motorizado a este exponente del periodismo independiente local para hacerla.