¿Y los puentes?

El reconocido periodista Thomas L. Friedman publicó, en The New York Times, una nota con un título similar, en donde se pregunta quién será el... Por Cuarto Intermedio

El reconocido periodista Thomas L. Friedman publicó, en The New York Times, una nota con un título similar, en donde se pregunta quién será el que construya los puentes hacia el siglo XXI. Se refiere a los Estados Unidos, claro está.

(Cuarto Intermedio – 9 de abril de 2010)- Mientras se plantean los desafíos que tiene este país de cara al nuevo siglo, y la necesidad de los partidos de crear los caminos para enfrentar un mundo híper competitivo, globalizado y demandante, sugiere que será exitoso aquel que logre amalgamar una fuerza de trabajo creativa, educada y diversa, junto a una infraestructura de vanguardia -banda ancha, puertos, aeropuertos, ferrocarril de alta velocidad, etc- que incluya, por supuesto, buen gobierno. Yo, por otra parte, aprovecho para preguntarme si los dirigentes de nuestro país poseen este tipo de inquietudes, o si por el contrario, son renuentes al concepto mismo de “puentes”.Para poder construir puentes hacia el futuro, no sólo se necesita tener una visión sobre el mismo, sino entender que son ciertos comportamientos los que nos llevarán a destino. Aquí, existen algunas coincidencias entre los partidos políticos argentinos y estadounidenses.Por un lado, el partido Republicano está planteando una estrategia de “decirle que no a todo, excepto menos impuestos y más perforación”. Friedman sostiene que en algo deberán cambiar, si es que desean posicionar un candidato que pueda liderarlos hacia un triunfo electoral. Además, no comparte los valores de la Convención del Tea Party, cuyos ejes son, básicamente, negarse a la inmigración, libre comercio, mejor infraestructura y apoyo gubernamental a la ciencia y la innovación (la personalidad más conocida es Sarah Palin, ex candidata a la vicepresidencia). El partido Demócrata, por otra parte, no hace todo bien, pero lo intenta. Obama está impulsando una agenda que contemple lo expuesto más arriba. Falta todavía poner énfasis suficiente en lograr altos estándares de educación, financiamiento para investigación, logrando al mismo tiempo incentivos para el desarrollo de compañías que utilizan tecnología limpia. Con errores y defectos, intenta avanzar; propone también, con algo de ingenuidad, políticas bipartisanas y consensos entre los sectores.Lamentablemente, estas coincidencias con el Frente para la Victoria y el arco opositor a nivel nacional son notorias. Una vez más, fracasó la sesión en el Senado (es la quinta vez). Ambos grupos se oponen casi de manera sistemática a las iniciativas del otro. ¿Cómo se explica, sino, la falta de quórum de manera tan recurrente? Me da la sensación de que las explicaciones basadas en que un grupo “quiere imponer su agenda” son completamente triviales. Señores diputados y senadores de la nación, elegidos por el voto popular: aquí falta visión republicana, falta comprender que el país debe navegar hacia con un horizonte de progreso, y no hacia los puertos del virreinato.Por parte de la mal llamada oposición (en realidad es un grupo heterogéneo de partidos anti kirchneristas), faltan propuestas de políticas de estado concretas y sensatas. Coparticipar el impuesto al cheque de la noche a la mañana, carece de toda prudencia. Que el vicepresidente de la Nación apele una medida judicial favorable al gobierno, resulta, cuanto menos, tragicómico. ¿Se habrá equivocado de escenario, el ingeniero Julio César Cleto?Para construir puentes, no basta con el diseño por un lado, y la empresa constructora por otro. Se necesita la articulación de ambos, sumado a la voluntad de llevar el proyecto adelante, en pos de concretar el objetivo. El gobierno, habiendo decidido implementar un plan para distribuir computadoras para todos los alumnos del país, ha dado un importante paso en busca de la excelencia educativa de cara al siglo XXI. Pero no deja de faltar un comportamiento sistémico y adulto entre los representantes del pueblo, para esbozar una visión que permita pararnos, de igual a igual, frente a las naciones más desarrolladas y competitivas del mundo.Entre otras cosas, se necesitaría que los políticos comprendiesen que la política debe dejar de servirle únicamente a aquellos que viven de la política. Los ciudadanos, podemos exigirlo. Parece difícil. Pero no es imposible.