Tolerancia cero

La creación del ministerio de Seguridad surgió en el marco de una circunstancia socialmente agitada para ratificar las políticas gubernamentales en esa materia. Entre la... Por Cuarto Intermedio

La creación del ministerio de Seguridad surgió en el marco de una circunstancia socialmente agitada para ratificar las políticas gubernamentales en esa materia. Entre la vorágine de su nacimiento, desde la Provincia observaron callados y jugaron su propia apuesta.  

(Cuarto Intermedio – 4 de enero de 2011)- Con el nuevo ministerio de Seguridad que fue puesto en funciones hace algunas semanas por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante la cresta de las tomas en el sur de la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, tuvo que alternar con otros temas sus apariciones en los medios de comunicación.Es que dentro del desmantelado ministerio de Justicia (se rumorea que podría pasar a rango de Secretaría), Fernández mantenía a hombres de su confianza que le reportaban minuto a minuto los cuadros de situación. Además, también existían fluidos contactos con el saliente titular de la Policía Federal, Néstor Valleca y con las cúpulas de Prefectura Naval y Gendarmería Nacional. Pero con la designación de la ex ministra de Defensa Nilda Garré al frente de la nueva cartera, gran parte de esa estructura fue relegada y hasta el mismísimo Julio Alak (que según dicen no mantiene contacto siquiera telefónico con la Presidenta), deshoja la margarita mientras espera la suerte que correrá su futuro dentro del gabinete nacional. El arribo de Garré se produjo en momentos donde el Ejecutivo hacía silencio mientras se desarrollaban los serios incidentes en el parque Indoamericano y con el agregado del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, acaparando los micrófonos de los medios en una suerte de “cadena nacional” para culpar a la Presidenta y a sus ministros de su inacción por no restablecer el orden en las calles. Pero luego de 16 días, el gobierno finalmente anunció con bombos y platillos el último desalojo del Club Albariño de Villa Lugano, calificándolo de ejemplar por no haber hecho uso de la fuerza. Resulta contradictorio, entonces, que un incondicional a la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, como lo es el gobernador bonaerense Daniel Scioli, se manifestara a contramano de las nuevas políticas de seguridad impartidas desde Balcarce 50: montó un fuerte operativo policial que él mismo encabezó en los principales centros turísticos costeros bajo la consigna de que se tendrá “tolerancia cero” con la delincuencia, y de que además se la enfrentará firmemente para que no molesten a los veraneantes. Cuenta de ello dio el malviviente abatido recientemente en Valeria del Mar, luego de que éste junto con un cómplice asaltara una vivienda. Según comentan desde el entorno del Ejecutivo provincial, Scioli no estaría de acuerdo con el discurso conciliador del gobierno respecto a la intervención y uso de las fuerzas policiales y es por ello que aprovechó el momento del año en el cual miles de bonaerenses eligen vacacionar, para combatir la delincuencia e intentar reducir el impacto negativo que podrían producirle los hechos delictivos que suelen incrementarse durante la temporada estival.Con los datos de la inflación y la inseguridad, temas que en la actualidad son los que encabezan las preocupaciones de los argentinos, el gobernador de la provincia de Buenos Aires parecería querer abrazarse a uno de ellos en vísperas de las elecciones de 2011 para apuntalar una de esas áreas sensibles que hacen a la gestión. Con el tema económico, en definitiva, se pueden compartir culpas con la administración nacional…