La gran minimización

No suelo ser crítico por demás. Me parece que no suma ni es constructivo. La oposición visceral, esa que se opone sólo por oponerse, me... Por Cuarto Intermedio

No suelo ser crítico por demás. Me parece que no suma ni es constructivo. La oposición visceral, esa que se opone sólo por oponerse, me parece desdeñable. De hecho, mucho mal le ha hecho a la Argentina. Dado que de amores no se trata, sino de política y filosofía política, ¿cómo va uno a escaparle a la razón?

(Cuarto Intermedio – 29 de marzo de 2011)- No suelo ser crítico por demás, ya lo dije. Pero en esta oportunidad, siento que el vaso está demasiado lleno, casi a punto de rebalsar. Que no se malinterprete, no es oposición por oposición misma. Simplemente, una enumeración de reflexiones disparadas por temas esenciales a la república (creo yo). Hemos llegado al punto en donde la gran mayoría de las cosas nos dan lo mismo; donde aceptamos explicaciones vagas que nos llevan al conformismo; donde dejamos de cuestionar siguiendo el argumento de que “total nada va a cambiar”; donde pensamos que, en definitiva, termina prevaleciendo la vil tergiversación del testamento político de Alem: que se doble pero que no se rompa.Vayamos por partes. El bloqueo de un grupo de personas a la planta de donde debía salir el diario Clarín para ser distribuido fue, lisa y llanamente, un ataque a la libertad de expresión. Este valor, protegido por la Constitución Nacional, hace a la vida misma de una democracia. Más aun, el artículo 161 del Código Penal establece que “sufrirá prisión de uno a seis meses, el que impidiere o estorbare la libre circulación de un libro o periódico”. Si la protesta tenía una raigambre gremial, o no, es irrelevante. Lo que ocurrió es que 60 individuos, impunemente, le privaron a 1, a 100, o a 600,000 personas, la libertad de leer lo que se les antoja. Yo no se si este episodio tiene que ver, o no, con una interna política entre Moyano y alguien más. Lo que sí se es que es grave; es grave que no haya actuado la policía de acuerdo a una orden judicial; es grave que esta gente no tenga miedo a romper la ley. Y después, se pretende disfrazar este lamentable episodio como una mera cuestión sindical, como mencionó el ministro Tomada. Permítame disentir, señor ministro. Esto no fue una huelga o una petición. Fue un bloqueo, que sin explicación alguna es minimizado y tolerado. Señor ministro, ministra Garré, no seamos más papistas que el papa. Rosa Luxemburgo, referente si las hay de las ideas de izquierda, decía que “la libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido, por numeroso que éste sea, no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente”. Sí, Rosa Luxemburgo.Hay más. La prestigiosa Universidad Nacional de La Plata, cuna de grandes personalidades (Carlos Saavedra Lamas, René Favaloro, Ernesto Sábato, etc.), le entregará al Presidente Venezolano, Hugo Chávez, un premio por “su compromiso incuestionable y auténtico en afianzar la libertad de los pueblos”. Precisamente Chávez, quien canceló 34 licencias de radio y televisión en Venezuela, y jamás permitió una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que pretendía tomar contacto con los presos políticos en aquel país. ¿Sabrán el comandante y quienes entregan el premio quién es la citada Rosa?Leemos que continúa la disputa electoral en la provincia de Chubut, y lo tomamos como una liviana contienda política entre el oficialismo y la oposición provincial. Señores y señoras, esto es un tema serio. Hay cosas que en democracia, deberían ser aceptadas y respetadas por todos. El procedimiento electoral es sagrado, ¿cómo puede ser que haya tanta oscuridad en una provincia con sólo 350 mil personas habilitadas para votar? Aun reduciendo la democracia a sus elementos procedimentales (dixit Schumpeter), hay cosas (el mecanismo a través del cual los representados eligen a sus representantes) que son fuente de vida. Si se los vitupera, la democracia perece.Nos acostumbramos a que el señor Samid nos explique que la inflación es 3 veces menor que la real -porque no vamos al Mercado Central, independientemente de donde vivamos-; encontrarse con un corte de calles resulta algo cotidiano, lógico y tolerado (independientemente de que el país crece hace 8 años, y que tal vez podrían incentivarse otros mecanismos para resolver conflictos); y que Moyano amenace (¿extorsione?) con un paro general no mueve mucho el avispero.Yo celebro la militancia política, la participación de los jóvenes en los asuntos públicos y la necesidad de resolver conflictos causados por épocas de bonanza. Pero me parece que todo tiene un límite, y ése es el que marca la ley. No se puede cuestionarlo todo argumentando un “conflicto de derechos”. Allí, donde termina mi derecho, comienza el del otro. Y cuando ese límite comienza a ser difuso, todo se vuelve una gran minimización. Y en el corto plazo, no hay otro perjudicado que el mismo pueblo, que, confundido, defendía lo indefendible.