Mientras la Cámara de Casación deshoja la margarita sobre qué hará con la orden de extracción compulsiva de sangre a los hermanos Marcela y Felipe Noble Herrera, los tribunales penales inferiores bombardean con fallos que respaldan la ley sancionada a finales de 2009 que consagró la toma forzada de muestras hemáticas.
(Cuarto Intermedio – 17 de mayo de 2011)- El último caso lo produjo la Sala Quinta de la Cámara del Crimen, que rechazó los argumentos de un procesado por violación, quien se resistió a la extracción compulsiva argumentando que “implica un acto coactivo, una intromisión a su intimidad, lo convierte en objeto de prueba, agravia su dignidad, el ejercicio de su defensa y la garantía que prohíbe su autoincriminación”. En casos en que la extracción es necesaria para tener un determinante elemento de prueba, no hay diferencias entre testigos y acusados. El método es compulsivo e invasivo en ambos casos, ya sea que se trate de delincuentes o víctimas: igualmente les van a introducir una aguja por la fuerza para sacarles sangre. “Entendemos que los objetivos previstos por la ley -identificación del autor y/o constatación de circunstancias de importancia para la investigación- están presentes en el caso, por cuanto se impone cotejar los patrones genéticos recabados en la víctima y en el lugar de los hechos con los del imputado”, sostuvieron los jueces Rodolfo Pociello Argerich y Gustavo Bruzzone.La palabra final, y probablemente en el caso Noble Herrera, la tendrá la Corte Suprema de Justicia, que ya anunció que no tiene apuro en resolver tan pringosa cuestión.