Comenzó el debate en el Senado por el proyecto de reforma judicial enviado desde el Ejecutivo nacional y una buena parte de la oposición, además de no participar, coincidió en que la iniciativa solo busca garantizar la impunidad del kirchnerismo.
Sumado al malestar que por la bajo dejaron entrever desde la Justicia, un nutrido grupo de senadores adelantó que no participará del plenario de comisiones para debatir el proyecto de reforma judicial enviado por la Casa Rosada. De hecho, la reticencia a esa iniciativa gubernamental comenzó a circular incluso antes de que hiciera su arribo a la mesa de entradas de la Cámara alta.
Por otra parte, los ánimos de la oposición, claro, terminaron “caldeándose” luego de que Aníbal Fernández manifestara que “ni siquiera hacía falta hacerle modificaciones al proyecto”. Y eso, por lo tanto, despertó la inmediata reacción de los principales dirigentes de la Unión Cívica Radical (UCR) y del Frente Amplio Progresista (FAP), quienes manifestaron que no formaran parte de las reuniones de comisión para no ser cómplices de la reforma impulsada por el cristinismo. “Consideramos un grave error del gobierno nacional haber dado la directiva de impedir un debate democrático”, dijo el legislador socialista Rubén Giustiniani, quien mostró su desacuerdo con la metodología de debate propuesta por el oficialismo.
Desde el radicalismo, tanto Ernesto Sanz como Enrique Cimadevilla, también fueron críticos y expresaron su disconformidad. “Interpretamos que este avance sobre la Justicia está buscando la impunidad para el día después de que dejen el Gobierno”, expresó Cimadevilla, mientras que su par mendocino la calificó como “perversa” y que solo servirá para que el gobierno nacional tenga un manejo absoluto de la Justicia.