Más allá de las singularidades mediáticas que ofrecen Karina Jelinek y Leonardo Fariña, lo cierto es que el divorcio entre ambos empieza a tomar cariz político y sus límites finales son, de momento, imposibles de predecir.
Jelinek acaba de contratar como abogado para este expediente, pese a que se trata de un penalista antes que un civilista, al abogado Carlos Froment. Se trata, ni más ni menos, que del hombre que defendió a José Pedraza, el histórico dirigente gremial de la Unión Ferroviaria, durante el juicio en el que fue condenado a 15 años de cárcel por el homicidio de Mariano Ferreyra, el militante del PO asesinado en octubre de 2011.
Froment fue también, en los 80´ y en su juventud, en uno de los abogados de Roberto Eduardo Viola, el segundo usurpador de la presidencia durante la dictadura, en el histórico juicio a los comandantes de las Juntas Militares.
¿Qué encontró Froment en los primeros pasos de su trabajo? Que el departamento en el que vivía el matrimonio no está a nombre de Jelinek, ni de Fariña, sino de una sociedad cuyos integrantes tienen nombre y apellido. Tanto es así, que uno de sus integrantes es familiar de uno de los más añejos jueces de la Corte Suprema de Justicia.
Fariña, quien dijo que le regalaba el departamento a Jelinek, sostuvo que pagó por él un millón de pesos. El valor real de la propiedad podría ser ese, pero cambiando la denominación por dólares, y en el mercado negro.
También surgió en el expediente que el departamento, en realidad, sería alquilado. Pero no hay un solo recibo de alquiler, ni tampoco certificados de depósitos bancarios por ese dinero.
El jueves pasado circuló insistentemente un rumor que indicaba que Jelinek, quien sigue viviendo allí, sería desalojada por falta de pago de unos 30 mil pesos en expensas. Lo cierto es que la deuda existe, pero no es por ese monto sino por algo más de 6 mil, y corresponde al mes de agosto, es decir, que todavía no es exigible.
Froment patrocina a Jelinek porque, tal y como están las cosas, los únicos bienes incorporados a la sociedad conyugal durante los últimos dos años son los que provinieron de su trabajo. Fariña no tiene nada registrado a su nombre, y lo poco que se le podía atribuir está embargado en el marco de otra causa judicial.