Pese al esfuerzo por ver en una muerte extraña un homicidio inexistente, una prueba central desbarató una hipótesis disparatada sobre el deceso de Belén Silva, quien fue encontrada sin vida en un hotel alojamiento de Colegiales.
La puerta de la habitación del albergue transitorio en el que apareció muerta Belén Silva, de 26 años, el lunes de la semana anterior, no se abrió en ningún momento desde que la joven ingresó el domingo por la noche supuestamente a la espera de la llegada de su novio.
La joven estuvo desaparecida un par de días y alentó la expectativa sobre un nuevo caso Angeles, o Candela. Desde la Justicia, incluso, se pensó que así lo fuera o, en su defecto, se convirtiera en un nuevo caso como el de la modelo Jazmín de Grazia. Pero un informe basado en el registro de la apertura y cierre electrónico de la habitación, un dispositivo que suelen tener los hoteles alojamiento de la Capital Federal para controlar el ingreso y egreso de personas, habría arrojado lo contrario.
El dato parece confirmar que Silva estaba sola cuando se produjo su deceso, que fue constatado el lunes después del mediodía, cuando personal del albergue ingresó a la habitación después de que la joven no respondiera a los llamados telefónicos.
Los investigadores apuntan ahora a determinar cuáles fueron las causas de la muerte, ya que según un primer reporte de autopsia, Silva falleció ahogada en la bañera de la habitación. El hallazgo de agua en los pulmones llevó a los investigadores a inferir que pudo haberse desvanecido como consecuencia de alguna sustancia que se hubiera introducido en el cuerpo (habría sido hallada una jeringa junto a su cuerpo), o un suicidio.