Amado Boudou marcha al procesamiento en la causa Ciccone. Eso parece claro porque no puede explicar racionalmente los hechos que lo involucran. Entonces niega. Utiliza la vieja fórmula: “io non sacho niente”.
Yo no sé nada, no tengo nada que ver, no conozco a Vanderbroele, etc. Pretende que sólo son linchamientos mediáticos. O acusa a la Justicia en cabeza del fiscal Rívolo, el juez Rafecas y el procurador Righi (algunos afines al gobierno) por estar en una suerte de cruzada contra él. Ahora el fiscal Di Lello y el juez Ariel Lijo. ¿Todos en una cruzada contra Boudou? Ridículo. Boudou ha cometido suficiente cantidad de actos reñidos con la Ley, Ética Pública y las buenas costumbres dando lugar a más de un motivo para ser procesado. Yo mismo lo denuncié por falsificación de su Declaración Jurada Patrimonial con pruebas documentales incontrastables.
Como Boudou no explica nada, tampoco explicará el acrecentamiento de su patrimonio. Lo cierto es que, en el caso Ciccone, aparece demasiado comprometido. Tanto que resulta difícil imaginar que pueda evitar el procesamiento y seguramente la posterior condena. Con semejante perspectiva y el desprestigio que lo acompaña ya debería ir redactando su renuncia. No es por él, en todo caso. Es por el prestigio de la Nación, la Democracia y la propia Presidente.
Quizás la línea defensiva que han urdido desde el Poder les parezca suficiente para protegerlo. El asunto es que esa línea será desbordada por los propios acontecimientos. El gobierno no quiere dar malas noticias. Pero en este caso deberá elegir: o presenta la renuncia a la vice-presidencia, para luego dejar el asunto en las manos del propio Boudou acotando los daños políticos, o seguirá un camino largo que terminará afectando a otros actores del Gobierno Nacional. Ninguna de las dos es buena. Pero siempre una actitud digna resulta mejor valorada.
La renuncia de Boudou no debería esperar.
* Partido Socialista Auténtico (Argentino).