La jueza en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, Lidia Lago, habilitó la feria judicial para que se le concededa una vivienda provisoria a un joven de 25 años en situación de calle y con un lacerante pasado.
El tribunal resolvió “ordenar al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano que incluya al amparista en el programa habitacional que disponga la normativa vigente o el que en el futuro lo sustituya”.
El indigente en cuestión inició la acción de amparo describiendo su pasado de abandono y su presente de desamparo.
Así, contó que nació en Quilmes en diciembre de 1990, que su madre murió cuando era muy pequeño, que fue criado por su padre y su pareja, con quienes vivía “en situación de extrema pobreza, sometidos a carencias económicas y afectivas”.
“Tanto su padre como su madre de crianza eran alcohólicos, ejercían violencia física hacia él y sus hermanos y eran obligados a mendigar en la vía pública para poder comer”, añadió.
Escapó de su casa siendo niño y “al cumplir los 14 años de edad, desde el C.A.I.N.A. (Centro de Atención Integral a la Niñez y Adolescencia), lugar donde solía concurrir fue derivado a un hogar en Gowland, provincia de Buenos Aires. Allí pudo tratar su adicción a las drogas y retomar la escolaridad”.
Pero el hogar cerró y “como tenía 17 años quedó nuevamente a cargo de su padre, pero como la relación continuaba siendo mala, optó por regresar a la calle” y allí “comenzó a delinquir y a consumir alcohol y sustancias psicoactivas nuevamente”.
En 2010 fue condenado a tres años de prisión en suspenso por ser coautor del delito de robo en poblado y en banda, y para ese entonces conoció a una joven que también vivía en situación de calle “y presentaba una fuerte adicción a la sustancia psicoactiva conocida vulgarmente como ‘paco’”, con quien tuvo un hijo, al que no le permitieron reconocer.
“Siendo que ella continúa consumiendo paco, su hijo se encuentra residiendo en un Hogar de Niños desde diciembre de 2015”, del que el joven quiere rescatarlo para rehacer su vida junta, pero sus carencias lo llevaron a una “situación de desempleo que hoy atraviesa”.
“La única actividad que pudo llevar adelante para acceder a sus ingresos económicos fue a través de la recuperación de residuos urbanos, o sea que ‘cartonea’ con un carro que adquirió con mucho esfuerzo. Sólo puede reunir la suma de 30 pesos por día, según lo que logra encontrar y vender”, explicó.
Además, “`para poder comer, asearse y recibir ropa limpia suele concurrir a un ‘Comedor y Duchería’ ubicado en la intersección de las calles Rincón y Chile del barrio de Constitución”.
La jueza Lago entendió que “de los propios términos de la demanda surge la urgencia y el riesgo previsible e inminente de ver frustrados y sufrir un perjuicio a su derecho de no habilitarse la feria judicial”.
“Surge evidente el peligro en la demora y la amenaza de sufrir un perjuicio irreparable a sus derechos de no otorgársele la tutela precautoria, que justifican el otorgamiento de la medida cautelar solicitada”, explicó la jueza.