El sacerdote Christian Federico Von Wernich, condenado a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad durante la última dictadura, fue autorizado a ser trasladado a una cárcel de Concordia, en Entre Ríos, para recibir la visita de sus hermanas, que viven en esa ciudad.
Von Wernich, quien cumple su condena en la penitenciaría federal de la localidad bonaerense de Marcos Paz, había pedido que se le otorgara una “salida excepcional” para ser él quien visitara a sus hermanas, una de las cuales sufrió una fractura de fémur.
La fiscalía se opuso a ese régimen, previsto para cuestiones “humanitarias” y el Tribunal Oral Federal Uno de La Plata -el mismo que en octubre de 2007 condenó a quien fuera capellán de la policía bonaerense- solo autorizó el traslado, con medidas de seguridad y “por dos días” a una cárcel de Concordia.
Von Wernich, actualmente de 78 años de edad, fue condenado -en un juicio donde el ex canciller Héctor Timerman fue testigo- por su participación en violaciones a los derechos humanos registrados en los centros clandestinos de detención Puesto Vasco, Coti Martínez y el Pozo de Quilmes.
El Tribunal Oral de La Plata, integrado entonces por Carlos Rozanski, Horacio Insaurralde y Norberto Lorenzo, le atribuyó responsabilidad penal en 34 casos de privación ilegal de la libertad, 31 casos de tortura y 7 homicidios calificados.
Los delitos aberrantes fueron cometidos en el marco de lo que fue mencionado -pero no incluido en la sentencia- como un “genocidio”, perpetrado durante el autodenominado “Proceso de Reconstrucción Nacional”, que abarcó desde el 24 de marzo de 1976 hasta el 19 de diciembre de 1983.
En su alegato Von Wernich había hecho referencia a pasajes bíblicos, en tanto que su defensor, Juan Cerolini, dijo que el juicio contra el sacerdote se inscribía dentro de un “plan oficial” sin otro fundamento que el “ideológico”, que atribuyó al entonces Presidente Néstor Kirchner, fallecido tres años después.
El fallo fue festejado con fuegos artificiales por centenares de manifestantes de organizaciones de derechos humanos y partidos políticos que aguardaban el veredicto fuera del recinto.