Según documentación del expediente, “el 2 de julio de 2018 ingresó a la unidad de clínica pediátrica la menor, de un año y siete meses, acompañada por su progenitora, ocasión en la que se le diagnosticó un cuadro de gastroenteritis aguda, con deshidratación leve a moderada, temblor fino, debilidad muscular generalizada, marcha inestable y somnolencia”.
La pequeña “estuvo internada por varios días. Los médicos sospecharon de intoxicación medicamentosa; por eso solicitaron estudios complementarios. Sus resultados: positivos para lamotrigina y clorhidrato de cocaína en orina”.
El episodio no fue novedoso: “La niña tenía antecedentes -de hacía una semana- de una consulta en guardia. Acudió allí por dificultad en la marcha. Se detectó que poseía benzodiacepinas (tranquilizantes) en la orina, lo que se asumió como accidental. Aunque llamó la atención que el blíster del medicamento estuviera como que fue manipulado solo por adultos”, explica la resolución.
Los médicos pidieron a los padres que, por motivos de “riesgo social” llevaran para consulta al otro hijo, de dos meses de vida.
“El menor ingresó a la guardia con un cuadro de irritabilidad. Se le realizó un dosaje multidrogas cualitativo, que arrojó resultado positivo para cocaína. También se determinó que presentaba manifestaciones clínicas sensorio alternantes”.
Ante ese cuadro, se inició la causa judicial, en la que los Camaristas Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia confirmaron los procesamientos por “lesiones leves agravadas por el vínculo y aplicación de estupefacientes en perjuicio de un menor de 18 años”.