Quince días atrás, el Presidente Alberto Fernández, flanqueado por el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, anunciaba que “hasta el 16 de agosto vamos a mantener las cosas como están hoy… Los estoy convocando a cuidar nuestra vidas; a no contagiarnos y a no contagiar”.
Ahora y a poco de que se cumpla ese plazo, la foto será prácticamente la misma; casi un “deja vú”: es que en la antesala de la comunicación de su anuncio y tras repetirse la mecánica de reuniones entre los tres mandatarios y luego con infectólogos -con la novedad que en esta oportunidad también se dio participación a profesionales de la salud mental- se determinó mantener las cosas como están, al menos, por otros 15 días.
En ese marco y con el sólo horizonte de la vacuna contra el coronavirus aunque sin fecha de salida cierta -se habla de que ello ocurrirá durante el primer o segundo semestre del 2021-, aún se debe lidiar con un ritmo de contagios altos y sostenido, razón por la cual se apuesta a arriesgar sólo lo necesario respecto a las aperturas, dependiendo de la presión que vayan ejerciendo desde cada sector (deportes, comercios y algunas industrias, por ejemplo).
Luego y salvo por la firme decisión de que se mantengan las restricciones de las reuniones sociales -incluso familiares-, así como también las referidas al uso del transporte público, ya poco y nada se puede hacer con lo que sucede en las veredas del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde se observa un movimiento prácticamente normal de personas, al punto de que varios vendedores ambulantes se animaron a retornar a los lugares que habitualmente ocupaban.
Ante ese escenario y de acuerdo a los trascendidos, el Jefe de Estado sólo tuvo que negociar algunos aspectos de la “nueva cuarentena” con el alcalde porteño, puesto que el mandatario bonaerense ya había dejado entrever su postura de “mantener las cosas como están”, pese a que desde su entorno aconsejaban volver con las restricciones ante la posibilidad de una saturación del sistema de salud hacia fines de agosto.
Rodríguez Larreta, sin embargo, sigue con su idea de que se trace algo de certidumbre de cara a lo que será la salida gradual del aislamiento, y para ello había ideado un sistema de etapas que finalmente fueron puestas en suspenso hace dos semanas (sólo pudo llevar a la práctica apenas la primera de ellas).
Por consiguiente, desde el territorio porteño esperan un gesto desde Nación para que den el visto bueno a sumar otro tipo de actividad -sobre todo comercial y deportiva-, ya que lejos están de querer ofrecer una conferencia de prensa el próximo sábado en donde se diga a la ciudadanía que repita la rutina de los últimos quince días.
Alberto Fernández, por su parte, volverá a reforzar la importancia de que se respete el distanciamiento social y de que se extremen los cuidados personales como paso previo y fundamental para que se pueda comenzar a salir de la cuarentena, cuya denominación apostaría a renombrar en los sucesivos anuncios.
Para el resto del país, en tanto, se mantendrá la misma lógica utilizada para el AMBA: es decir, eventuales restricciones para aquellos lugares puntuales en donde se hayan incrementando los casos de la enfermedad, y el curso normal de las etapas para los distritos que no hayan registrado nuevos contagios.