A contramano de todo lo mencionado anteriormente, la gestión del Presidente Alberto Fernández parecería venir en caída libre: es que pese a los últimos “golpes de timón” que intentó ensayar para encauzar su Gobierno, hay quienes dicen que no sólo la “guerra” contra la inflación ya está ampliamente perdida, sino que también otro tipo de problemas clave como el control de la escalada en el tipo de cambio de la divisa norteamericana -y la consecuente devaluación que ello implica sobre la moneda local-, sumado al descontento de la ciudadanía por la falta de perspectiva y de pérdida de poder adquisitivo, hacen prácticamente inviable cualquier tipo de medida que pueda anunciar para revertir estas cuestiones en el corto plazo.
Desde el entorno gubernamental, por caso, se rumorea que hay “caras largas” en los pasillos de las dependencias oficiales y no solo por lo mencionado anteriormente, sino también porque habrían circulado versiones de que el Jefe de Estado estaría prácticamente conduciendo en soledad ante la falta de apoyo que dejó de recibir entre sus propias filas, con lo cual reina la incertidumbre sobre cómo hará para llevar adelante el tiempo que le queda de su gestión.
Mientras tanto, la flamante -y ya “desgastada”- ministra de Economía, Silvina Batakis, acaba de diseñar una serie de acciones destinadas a contener la “furiosa” suba del dólar y, en paralelo, a engrosar las pocas reservas que le quedan en sus arcas al Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Más allá del análisis que pueda hacerse sobre estas, se tratan de decisiones que lejos están de resolver las cuestiones de fondo que aquejan al país y que, a la vez, lejos se encuentran de sacar al Presidente “del fondo”…