Sorpresivamente y en momentos en que la vicepresidenta encabezaba un acto en la localidad bonaerense de Ensenada, Martín Guzmán anunció su renuncia como ministro de Economía.
Si bien casi desde un principio el saliente titular del Palacio de Hacienda formaba parte de la nomina de los “funcionarios que no funcionan” que había esbozado la presidenta del Senado, lo cierto es que en las últimas semanas ya se venía hablando de una salida (ya sea voluntaria o pedida por el propio Jefe de Estado) ante los múltiples embates que estaba recibiendo su gestión, sobre todo, provenientes por parte de algunos de los integrantes de la coalición política gobernante.
“Con la profunda convicción y la confianza en mi visión sobre cuál es el camino que debe seguir la Argentina, seguiré trabajando y actuando por una Patria más justa, libre y soberana”, fue el título con el que acompañó la extensa carta de dimisión que publicó Guzmán en redes sociales promediando las 18 horas del día sábado.
Ante este “portazo” que -según se comentó por lo bajo desde el entorno gubernamental- no era ni siquiera esperado por el primer mandatario, comenzó inmediatamente la “danza de nombres” para suceder tanto al saliente ministro de Economía como también a todos aquellos funcionarios pertenecientes a su equipo que seguramente harán lo propio en lo sucesivo.
Por tal motivo, se convocó a una reunión de “urgencia” en la Quinta de Olivos, donde se espera que asistan los principales colaboradores del Presidente y también el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, para buscarle una rápida salida a la acefalía en la que acaba de ingresar una de las cartera clave del Gobierno.
Habrá que esperar, entonces, para saber cuál será el resultado de estos primeros encuentros ya que de momento nadie desde la órbita de la Casa Rosada (ni siquiera en “off”) se anima a dejar trascender el apellido de algún eventual candidato, quien no solo deberá lidiar a partir del próximo lunes con los múltiples problemas económicos por los que atraviesa la Argentina, sino también con las incesantes “turbulencias” políticas internas, producto de las diferencias entre el Presidente y su vice.