El ex secretario de Obras Públicas declaró alrededor de cuatro horas ante el juez federal Daniel Rafecas en el marco de la causa que le iniciaron tras haber sido sorprendido por la policía en un convento religioso con más de ocho millones de dólares y un arma de fuego.
Según dejaron trascender las fuentes judiciales, el ex funcionario kirchnerista -actualmente detenido en el penal de Ezeiza- ofreció un relato en el cual dejó mostrar rasgos de paranoia y perturbación. Incluso, dejó entrever que contempló la posibilidad de un suicidio. No obstante, aseguró que ni su esposa, ni las religiosas que lo asistieron en el convento, sabían sobre el dinero que ocultaba en los bolsos.
“Quiero aclarar que no había tomado absolutamente nada. Ni drogas, ni alcohol, ni pastillas. Llevé el arma conmigo, supongo, para defenderme a lo que yo esperaba enfrentarme, no sé qué o quiénes serían. Cuando yo busco la pistola Glock, tenía intenciones de matarme”, fue una de las frases que López declaró ante Rafecas, quien además agregó que estaba fuera de si ya que ninguna persona en su sano juicio eligiría como defensora a la que dicen que él eligió porque en realidad es ese momento no estaba en condiciones de valerse por sus propios actos.
Por otra parte, otras de las declaraciones que trascendieron del momento en el que estaba en el convento es que una de las religiosas (Alba) le pedía que se quedara allí pero que pese a que sentía mucha paz en ese lugar le respondió que no lo haría. “Las hermanas no tenían ningún conocimiento del contenido de los bolsos, yo nunca se los informé. Mi señora tampoco sabía qué había hecho esa noche, porque yo no atendí en ningún momento el teléfono”.
En otros de los pasajes de sus dichos, el ex funcionario kirchenrista insistió una y otra vez que estaba siendo perseguido y observado por supuestos miembros del servicio de inteligencia, y hasta sostuvo que un parlamentario del Mercosur le dijo que tanto a él como a otros integrantes de ese cuerpo los estaban investigando.
“La sensación era como de ir en un sueño, en una nube, como que no era yo. Cuando salí de mi casa no tenía un rumbo ni destino fijo”, dijo López sobre el momento en el que se subió al auto con el arma.