La operación de rodilla de Máximo Kirchner puso al desnudo la precaria situación de la salud pública en la provincia de Santa Cruz.
Para abonar esa teoría que indica que “en casa de herrero, cuchillo de palo”, basta con ver las declaraciones del presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (FESPROSA), quien expresó que el hijo de la Presidenta “sabe lo que hace al atender su salud en un centro médico privado de la Ciudad de Buenos Aires, porque la situación en los hospitales de la provincia de Santa Cruz es desastrosa”.
“El Hospital de Río Gallegos está vaciado. Decenas de profesionales abandonaron la provincia por el maltrato laboral, la precarización y la ausencia de gestión sanitaria, en tanto que la Sociedad Argentina de Cirugía declaró ‘Zona de Conflicto’ al Hospital Regional de Río Gallegos”, dijo Yabkowski.
La Asociación de Profesionales de la Salud de Santa Cruz (APROSA/FESPROSA), que representa al 90% de los profesionales de la provincia, expresó que “desde el gobierno nacional hablan de pesificar y ahorran en dólares, administran el hospital público, dicen defenderlo y se atienden en uno privado y a 3.000 kilómetros de su hogar como Máximo Kirchner, porque sabe del éxodo de profesionales, del vaciamiento de los establecimientos y del maltrato a los trabajadores de su provincia”.
Las entidades, además, denunciaron “contrataciones precarias que llevan a que los profesionales recién ingresados permanezcan por 6 y 9 meses sin cobrar sus haberes; falta de insumos en todos los hospitales; falta de pago de la Caja de Servicios Sociales (obra social de la provincia) a los hospitales; falta de pago de las partidas mensuales correspondientes para poder solventar los gastos de cada institución por parte del gobierno; y atraso del pago de los haberes en tiempo y forma como también del Sueldo Anual Complementario”.
La situación tiene estado judicial. Pero la Justicia santacruceña no ha asumido aún una postura clara y definitiva en defensa de la salud local.