Fue la comprobación fáctica que si reducimos la cantidad de sujetos expuestos al riesgo en la vía pública, reduciremos la producción de siniestros viales, sus muertos y heridos consecuentes. De hecho, en la medida que pasamos de la etapa de aislamiento a la de distanciamiento, retomando actividades, el incremento de los siniestros fue evidente, llegando en el mes de diciembre a obtener una Tasa de Mortalidad ligeramente inferior a la de diciembre de 2019 y SUPERIOR a la de diciembre de 2018. ¿VOLVEMOS A LA VIEJA “NORMALIDAD” EN SEGURIDAD VIAL?
Será verdaderamente dramático si eso sucede en el actual marco de pandemia, ya que las víctimas de ambas calamidades “compiten” por las mismas “plazas” de atención en el sistema de salud.
Resulta fundamental encontrar la “vacuna” de una nueva movilidad que más allá de declamaciones implemente una drástica reducción de velocidades en las aéreas urbanas, a efectos de disminuir cantidad y gravedad de las lesiones que se produzcan en los siniestros.
Esto sólo podrá lograrse, más allá de las imposiciones legales, a través de una ingeniería eficiente sobre la infraestructura viaria, el fomento del transporte público y de vehículos de movilidad personal de baja velocidad que presenten una alternativa prioritaria sobre el uso de automotores particulares.
Hay que trabajar sobre ello y hacerlo cuanto antes. NO PODEMOS VOLVER A LA VIEJA “NORMALIDAD” EN SEGURIDAD VIAL…
*Director ISEV.