Durante su participación en Reunión Extraordinaria de Líderes del G20 sobre Afganistán, el Presidente Alberto Fernández reiteró el llamamiento a todos los actores políticos en Afganistán a respetar plenamente los derechos humanos adoptando medidas urgentes para proteger a aquellas personas en riesgo inminente, en particular a mujeres, niñas y niños, prestando atención a la situación de refugiados y desplazados internos, personas LGBTIQ(mas) y otros grupos en situación de vulnerabilidad.
Asimismo, valoró la iniciativa propuesta por la Presidencia italiana del G20 para lograr un “esfuerzo adicional” de coordinación internacional en apoyo a las acciones que lleva a cabo las Naciones Unidas, al tiempo que señaló que la grave situación humanitaria en Afganistán, que los interpela como miembros de una comunidad de naciones, requiere abordajes solidarios, flexibles y creativos.
En ese sentido, el primer mandatario destacó el rol que puede tener el G20 promoviendo la ayuda humanitaria, cooperando con organizaciones internacionales con presencia en el territorio según sus intereses y necesidades, explorando formas de contribuir al mantenimiento de los servicios sociales esenciales, y discutiendo formas de movilizar recursos que preserven a la economía afgana de una crisis económica y financiera que agrave la situación humanitaria.
“La Argentina condena todas las acciones que pongan en peligro la seguridad, la integridad física y psíquica de las mujeres, las adolescentes y las niñas y los niños en Afganistán; y expresa su preocupación por todo retroceso de los avances alcanzados hacia el logro de la igualdad de género en ese país”, enfatizó, quien además sostuvo que la Argentina, fiel a su tradición de hospitalidad y respeto por los derechos humanos y por el derecho internacional, está trabajando con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en el diseño de un nuevo programa de admisión para personas cuyos derechos humanos fundamentales son amenazados en cualquier parte del mundo.
“Los actos terroristas no sólo constituyen una amenaza a la paz y seguridad internacionales, sino que son una amenaza a la dignidad humana, a la convivencia pacífica y civilizada, a la estabilidad política y a la consolidación de la democracia y el desarrollo económico y social de las naciones”, completó Fernández.