Según se desprende del Índice de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), en abril de 2024 los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,5 veces del campo (origen) a la góndola (destino), lo cual significó que el consumidor pagó $3,5 por cada $1 que recibió el productor.
La participación del productor, en promedio, explicó el 31,4% de los precios de venta final, siendo que la mayor la tuvieron los productores de “frutilla” (81%), mientras que la menor fue para los de “limón” (8,1%).
Asimismo y respecto a la brecha en los productos frutihortícolas y en los ganaderos, se indicó que en el primero de ellos los precios de las 19 frutas y hortalizas que integran la canasta IPOD se multiplicaron por 4,3 veces en abril del campo a la góndola, lo que representa una disminución del 6,5% con respecto a marzo; mientras que en el IPOD ganadero por los 5 productos y subproductos ganaderos que componen la canasta IPOD, el consumidor abonó 3,2 veces más de lo que recibió el productor -un 3,3% más que el mes pasado-.
“Cabe destacar que según el Índice de Ventas Minoristas de CAME, las ventas del rubro alimentos y bebidas acumulan una caída del 23,8% en los primeros cuatro meses del año frente al mismo período de 2023, reflejo de la disminución del poder adquisitivo y la falta de convalidación de precios por parte del consumidor. Es decir, la baja se explica por una detracción de la demanda”, analizaron desde la entidad.
Por otro lado y en relación a las mayores y menores brechas IPOD de abril, el “limón” (12,3 veces), la “mandarina” (6,9), la “naranja” (6,3), la “pera” (5,9) y la “carne de cerdo” (5,6) fueron los cinco productos que presentaron mayor diferencia entre los precios de origen y destino.
Por el contrario, los cinco productos que presentaron menor diferencia entre el precio que recibió el productor y el que pagó el consumidor forman parte de la canasta frutihortícola estuvieron la “frutilla” (1,2 veces), la “calabaza” y la “cebolla”, ambas con (1,9), y el “tomate redondo” y el “pimiento “, los cuales presentaron una brecha de 2,1 veces.
Finalmente CAME remarcó que el análisis difundido demuestra que el productor primario no es formador de precios, y que si bien algunos productos con alta incidencia en la canasta (como por ejemplo la cebolla y el tomate) presentaron un reacomodamiento en los precios al productor, estos valores no llegaron a compensar la inflación acumulada, por lo que el primer eslabón (origen-productor) sigue resignando rentabilidad frente al resto de los actores de la cadena de valor.
“Es decir, la estructura de formación de precios en Argentina nace en la góndola y se va disgregando hacia atrás, hasta llegar al productor, cuando debería ser al revés”, completaron.