Una insólita situación que ocurre en la Universidad de Buenos Aires (UBA) amenaza con terminar en tribunales y salpicar a las autoridades de la casa de altos estudios.
En el campo de deportes, más conocido como “Ciudad Universitaria”, un particular con vínculos en la política, con la supuesta e inevitable anuencia de funcionarios y directivos de la Universidad, han conseguido montar un kiosquito: una escuela de tenis que operan “emprendedores” privados.
Se trata de una suerte de concesión del predio: cualquier interesado en aprender a pegarle a la pelotita es derivado inmediatamente al titular de la escuela, evitando los entresijos de la burocracia que suele obligar a deambular de teléfono en teléfono y de oficina en oficina.
La versión fue constatada mediante llamados telefónicos de particulares a la Coordinación de Deportes de la UBA. La explicación radica en que se tercerizó un servicio como se hace con muchos otros. Pero cuando los estudiantes quisieron avanzar sobre el detalle de la concesión, se encontraron con un muro de obstáculos.
Para removerlos, ya pusieron en marcha una comisión de estudiantes de Derecho para que preparen los términos de la denuncia y busquen a un profesor/abogado que los patrocine.