Un formidable blindaje publicitario impidió que el público en general se enterara que la fiscal porteña, Verónica Guagnino, requirió y logró la clausura preventiva de la Planta FEMSA S.A, empresa líder embotelladora de productos Coca Cola, ubicada en el barrio de Pompeya, en Amancio Alcorta 3570.
La fiscal probó que la firma está desechando un elemento tóxico, supuestamente cancerígeno que contamina el Riachuelo.
Al parecer, lo hacía a través de una conexión clandestina a la red pluvial que vuelca a la cuenca Matanza-Riachuelo.
La Dirección General de Control Ambiental y la Policía Metropolitana, identificó el 11 de junio, por medio de un robot subterráneo en Cachí y Rio IV, una conexión clandestina. El 13 de junio las autoridades judiciales ingresaron a la planta y mediante el uso de colorantes se corroboró la procedencia de conexión clandestina. Asimismo, también se constató que el derrame de una torre de enfriamiento se vierte en unas rejillas que desembocaban en otra conexión ilegal a la red pluvial.
La fiscal logró la clausura de la Planta por violación del artículo 54 del Código Contravencional, que habla sobre “colocar o arrojar sustancias insalubres o cosas dañinas en lugares públicos” y establece que “quien coloca o arroja sustancias insalubres o cosas capaces de producir un daño, en lugares públicos o privados de acceso público, es sancionado con multa de 600 a 15.000 pesos o tres a 30 días de arresto”.
Pese a la gravedad de la situación, ninguno de los grandes medios de comunicación del país publicó la información.