El gobierno nacional de a poco comenzó a mostrar la hilacha en lo que al gasto público respecta y, pese a lo dificultoso que le viene resultando pasar del “dicho al hecho”, el anuncio sobre la diferenciación en el precio de la tarifa para el transporte público fue un primer, aunque pesado paso.
En conferencia de prensa, tanto el ministro del Interior Florencio Randazzo, como el secretario de Transporte, Alejandro Ramos, fueron los encargados de comunicar las “buenas nuevas”: a partir del 6 de agosto, aquellos usuarios que no tengan la tarjeta SUBE, deberán pagar $2 pesos el boleto del colectivo y $1,50 el del tren. Y en ese sentido, Randazzo enfatizó que el Ejecutivo nacional se plantará en la suma con la que actualmente subsidia al transporte público. “Por futuros ajustes, cada provincia o municipio decidirá si aumenta o asigna recursos propios”, advirtió.
Es que los números rojos en las cuentas de las arcas públicas, sumado además a la cancelación de los compromisos de la deuda externa, Club de París y Boden 2012, entre otros, no podrán contar en esta oportunidad con la ayuda de la Casa de la Moneda para hacer uso de los millones de pesos diarios que se imprimen a lo largo de cada jornada. “La cebolla está alcanzando su última capa. El gasto público viene creciendo de manera exorbitante y el gobierno no pude seguir dándose el lujo de recurrir a la ya desvencijada caja estatal. Todavía no se siente con el tema de los impuestos en la clase media tradicional, pero el ajuste para ese sector ya está a la vuelta de la esquina”, deslizaron en off desde el entorno gubernamental.
Es por ello, que habrá que ver en el mediano y corto plazo cuáles serán los próximos movimientos que se articulen desde Casa Gobierno, ya que por culpa del gran e incómodo problema que significan las medidas “impopulares” (aumentos para la sociedad y recortes para las empresas que por defecto traen malestar a los gremios), el camino hacia las elecciones legislativas del próximo año se tornará más y más escarpado. Por lo pronto, si bien los ajustes se harán a cuentagotas, no detendrán su marcha; y el futuro “aumento del aumento”, según como lo dejó hoy en claro el ministro del Interior, correrá por cuenta de los demás.