Nada es lo que parece. Caga jugada esconde intenciones difíciles de advertir. El hecho que el kirchnerismo no pueda “perder” en las legislativas de octubre, es perfectamente compatible con la conveniencia que para el mismo tiene la suspensión de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Una cautelar sobre la aplicación de uno de los proyectos de la anunciada “reforma judicial”, le daría la excusa perfecta.
Cuesta imaginar al gobierno admitiendo la imposibilidad de adecuar a tiempo los padrones de forma tal de permitir que los extranjeros y menores de 18 puedan votar en las próximas PASO de agosto. Y no por desconfiar de quienes lo estaban previendo.
Si bien aseguran que varios en el gobierno festejarían ver a Florencio Randazzo saltar como un fusible, la Presidenta también debería pagar un alto costo político en ese caso. Finalmente, coincidiremos en que en las actuales circunstancias, al gobierno no le sirven las PASO.
También es difícil creer que ningún alto funcionario -aunque tal vez exista alguno- no sepa que los proyectos sobre regulación de las acciones de amparo y sobre reforma del Consejo de la Magistratura, serán judicialmente cuestionados por inconstitucionales, tras su segura sanción. Está claro que en el caso del segundo, junto a las presentaciones de inconstitucionalidad, vendrán los pedidos de medidas cautelares para impedir su aplicación en las elecciones de agosto. Además, como estas no se pueden postergar sin alterar todo el cronograma electoral y como nadie puede asegurar cuánto tardará en pronunciarse la justicia (con sus hasta ahora tres instancias) respecto a la cuestión de fondo, nadie podrá objetar la rápida sanción de otro proyecto de ley por el cual, por única vez, se suspenderán las Primarias. ¿Suena verosímil?
El incuestionable objeto de dicho proyecto sería el de posibilitar en octubre la realización de la ampliación de derechos de los jóvenes y extranjeros residentes (si no hay primarias no habría impedimento), consagrada como política de Estado por todas las fuerzas políticas que votaron esa ley el año pasado.
Lo importante es que la oposición se verá privada de la fuerza catalizadora de alianzas que representan las PASO, y que el gobierno habrá ganado tiempo para mejorar sus posibilidades electorales (sobre todo en el crucial territorio bonaerense) que, como se sabe, no son tan malas como las de 2009, pero ciertamente mucho peores que las de 2011.