El gobierno nacional “cranea” una alternativa por estas horas que le ayude a superar la difícil parada que le significarán los comicios legislativos a celebrarse en octubre, instancia que para algunos marcará un punto de inflexión sobre los años que le quedan de mandato a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Sin embargo y tal como lo anticipáramos a principios de abril en la nota titulada “Política en clave de ajedrez”, el tema de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), así como también el de la confección de las listas para el Consejo de la Magistratura, mantiene en vilo a los principales operadores de la Casa Rosada, dado que interpretan ambos acontecimientos como un “arma de doble filo”: es que según comentan por lo bajo, el oficialismo no contaría con chances firmes como para asegurarse una victoria en el Consejo de la Magistratura; e igual de preocupante, también, vislumbran lo que fuera a resultar en las PASO, ya que con la confección de las listas (principalmente en territorios como el bonaerense y porteño) dejarían en evidencia la falta de apellidos de “peso” con los que cuenta actualmente el oficialismo entre sus filas, al margen de los que se puedan llegar a reciclar bajo el mote de “testimoniales”.
Ante este panorama, los rumores que hablan sobre una hipotética suspensión de las PASO no resultarían para nada descabellados, puesto que el impacto negativo con el que debería lidiar el Ejecutivo nacional por adoptar esta medida sería, a las claras, mucho menor en relación a los resultados que puedan arrojar las urnas en septiembre. El principal argumento esgrimido -en “off”, por supuesto- es que las PASO serán una suerte de “presagio” a lo que pueda suceder en las legislativas de octubre, por lo que una posible suspensión de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, en realidad terminaría beneficiando al kirchnerismo.
De hecho, el reciente fallo de la jueza federal con competencia electoral, María Servini de Cubría, declarando inconstitucionales cuatro artículos de la ley por la que se llama a votación popular a los miembros del Consejo de la Magistratura, encaja perfectamente con el ingenioso “plan B”que tendría elaborado el Ejecutivo nacional: como la oposición hasta ahora no ha sido capaz de interpretar que si la Justicia finalmente interrumpe el proceso lanzado por el Gobierno en relación a la elección de los consejeros, en realidad no estaría haciendo otra cosa más que beneficiarlo por lo expuesto anteriormente en relación a la confección de las listas para las PASO, desde Casa Rosada no harán otra cosa más que redoblar los esfuerzos para presionar al máximo a la Corte Suprema con el único objetivo de que les termine fallando en contra (por la vía del per saltum) y, de esta forma, quedar como “victimas de la corporación judicial”, cuando en realidad estarían cumpliendo con su cometido: evitar a toda costa un duro revés en las urnas (cualquier parecido con las tácticas expuestas en el libro “El arte de la guerra” de Sun Tzu, donde uno de sus principios reza que “todo el arte de la guerra se basa en el engaño”, es… ¿pura coincidencia?).
Entretanto, sorprende como los integrantes de la oposición no capitalizan las oportunidades que surgen del desconcierto oficialista para aglutinar a sus principales dirigentes y consolidarlos como “única fuerza” para dar pelea de cara a los próximos comicios legislativos y, por que no, los presidenciales de 2015. “La gente que tradicionalmente votaba a Pino Solanas no va a votar ahora esos enjuagues”, manifestó Jorge Altamira (Partido Obrero), en relación, por ejemplo, a la alianza del cineasta con miembros del radicalismo y la Coalición Cívica en la Capital Federal. “Nos veremos muy beneficiados por la crisis en el centroizquierda, que se ha pulverizado”, añadió el dirigente obrero, cuyo espacio resultará el más favorecido como consecuencia de los “circunstanciales” y “precarios” acuerdos que se vienen ensayando desde el arco opositor.
Así las cosas, desde Casa de Gobierno van tomando nota silenciosamente de los “mejunjes” electorales en los que se está montando la oposición, con el objetivo de mostrarle a la opinión pública (a través de los medios de comunicación afines) que detrás de la foto que los muestra unidos, existe una enorme brecha ideológica que tranquilamente podría ubicarlos en las antípodas.
Los dirigentes opositores, entonces, deberían analizar cuidadosamente los argumentos y el plan de acción que ofrecerán al momento de estrechar la mano de un posible o futuro compañero de lista perteneciente a un partido político ajeno…