Un juez de la Cámara del Crimen increpó a una fiscal ad-hoc en medio de una audiencia en la que, paradójicamente, se analizaba una causa por violencia de género. Al día siguiente, en la cochera del edificio donde funciona el tribunal, discutió con otro colega y se quitó el saco en ademán de tomarse a trompadas.
El integrante de la Sala Primera de la Cámara, Alfredo Barbarosch, discutió airadamente el 21 de agosto pasado con la fiscal ad-hoc Verónica Fernández de Cuevas en la previa de una audiencia por un caso de violencia de género, en la que estaban los representantes de la mujer presuntamente maltratada y los del supuesto agresor.
La discusión comenzó cuando Barbarosch fue invitado a retirarse porque no puede intervenir ya que está recusado en todas las causas en las que interviene la fiscalía de Fernández de Cuevas, cuyo titular subrogante es Sandro Abraldes, quien estaba de licencia. Barbarosch inició una suerte de explicación a las partes sobre por qué no podía intervenir; la fiscal y los jueces se opusieron hasta que en un momento dado el magistrado se acercó a Fernández de Cuevas, la trató de “maleducada” e intentó hacerla callar, hasta que finalmente se retiró del lugar.
Un día más tarde y según trascendió, Barbarosch coincidió en el estacionamiento del tribunal, sobre la calle Viamonte -frente al Teatro Colón- con otro integrante de la Sala Primera, Luis María Bunge Campos. Entre los dos se inició una discusión que creció en intensidad hasta que Barbarosch se quitó el saco y Bunge Campos le recriminó su actitud hacia las empleadas mujeres de la Justicia, y le adelantó que no reaccionaría ante una agresión física.
Ambos episodios ya están en conocimiento de la presidenta de la Cámara, María Laura Garrigós de Rébori, y a la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó.