La antesala del mensaje del Presidente Alberto Fernández ya avizoraba la posibilidad de que hubiera algún cambio respecto a las sucesivas puestas en escena anteriores en la Quinta de Olivos, donde acompañado por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; y por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, se confirmaba a la ciudadanía -con sus más y sus menos, de acuerdo a la zona del país que se trate- las restricciones que regirían por las próximas dos semanas ante la falta de certeza sobre cuándo se llegaría al pico de los contagios de coronavirus.
Por otra parte, las palabras del Jefe de Estado tampoco iban a estar exclusivamente dirigidas en esta oportunidad al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) donde, tal vez en contra de los pronósticos de algunos funcionarios, la situación de momento se presenta relativamente controlada pese a la alta cantidad de casos de la enfermedad, aunque con una baja en la velocidad de los contagios. En ese sentido, el fortalecimiento del sistema de salud que se aprovechó a realizar en los últimos cinco meses fue clave.
Pero en el interior del país y de la Provincia de Buenos Aires, inclusive, donde la mayoría de sus distritos venían transitando etapas de distanciamiento y aperturas, se tuvo que volver varios pasos atrás ante la aparición de nuevos casos que, tal como lo viene demostrando el virus, no tardó mucho en multiplicarse entre sus poblaciones.
“Actualmente hay 18 provincias con zonas de transmisión comunitaria sostenida. El problema ya no es sólo del AMBA; el problema está en todo el país”, afirmó Fernández.
No obstante y como principal novedad, autorizó los encuentros de hasta 10 personas al aire libre, manteniendo siempre la distancia de dos metros y el uso de barbijo casero. “Esto estará vigente en todo el país y será implementado en cada jurisdicción. Pero del mismo modo, mantendremos la prohibición de reuniones de personas en lugares cerrados. Allí la posibilidad de contagio se incrementa significativamente”, aclaró.
Es por ello que ante el heterogéneo panorama en el territorio nacional, desde el seno gubernamental encontraron la oportunidad de romper con el actual esquema de comunicación sobre los anuncios de prórroga de la cuarentena como puntapié inicial para que, siempre en cuando la situación acompañe, las futuras decisiones se comiencen a manifestar de otra manera.
Ahora y tras el discurso del Presidente, cada mandatario deberá encargarse de especificar cómo impactará la medida gubernamental en sus distritos y, en particular, cuáles serán las nuevas condiciones -restricciones o flexibilizaciones- según la situación epidemiológica local (Rodríguez Larreta ya lo hizo previo a que se emitiera el mensaje).
Los únicos aspectos más sensibles que vienen afectando a todos por igual y que prevalecen prácticamente inamovibles desde marzo, si se quiere, es la imposibilidad de acceder irrestrictamente al transporte público, así como también a la educación presencial en todos los niveles -más allá de contadas excepciones-; y las reuniones que congreguen a varias personas en un mismo lugar.
Por último el primer mandatario remarcó, al igual que en su mensaje anterior, que más que nunca resulta necesaria la responsabilidad personal dado que tiene impacto colectivo para lograr minimizar los riesgos, por lo que cada uno tiene que ser consciente del momento que se está viviendo.
“Yo los invito a que sigamos trabajando como hasta ahora. Que no naturalicemos los contagios, que son muchos. Y que mucho menos, naturalicemos las muertes. Lo que necesitamos es parar los contagios. Y si paramos los contagios, vamos a parar las muertes. Los abrazo a la distancia con el cariño y el afecto de siempre”, concluyó.