De cara al inicio del ciclo lectivo en la Ciudad de Buenos Aires, el cual está previsto para el 17 de febrero próximo, el Gobierno porteño aclaró que para el mismo se establecerán una serie de pautas y condiciones para garantizar una “presencialidad cuidada”, tanto para los alumno como para los docentes y el personal que cumple tareas en los establecimientos educativos.
Para ello, entonces, se especificó que los niños volverán a la escuela todos los días, al menos en una jornada simple de 4 horas, y que lo harán de manera progresiva:
-El 17 de febrero vuelven los chicos de 45 días a 5 años; los primeros tres grados del primario y de modalidad Especial; y los primeros dos años del secundario.
-El 22 de febrero, los estudiantes de los últimos cuatro grados del primario y de la modalidad Especial.
-El 1° de marzo, los estudiantes de los tres últimos años del secundario y de los últimos cuatro años de escuela técnica.
-El 8 de marzo los estudiantes de la escuela de adultos.
-El 22 de marzo los terciarios y los institutos de formación profesional y de docentes.
Asimismo, desde la administración porteña destacaron la realización del plan “Primero la Escuela” mediante el cual se trazaron una serie de pautas que garanticen una retorno seguro de los alumnos a las aulas: primero, se relevó cada edificio escolar de la Ciudad -más de 900- para saber en qué condiciones se encontraban para cumplir con el protocolo.
Luego, a partir de ese relevamiento, se trabajó junto a los equipos de cada institución para que todas las escuelas públicas cumplan con las necesidades de espacio y ventilación para que todos los chicos puedan volver a las aulas. En algunos casos, cuando las características de los edificios no lo permitan, incluso se sumarán espacios comunitarios cercanos a las escuelas, como bibliotecas y clubes, para que puedan tener más espacio para dar sus clases.
Respecto a los protocolos, se implementarán de acuerdo a la realidad de cada escuela. No obstante, el uso de tapabocas y la toma de temperatura al ingresar a los establecimientos serán comunes a todas.
Por ejemplo, un protocolo detallado con pautas para garantizar la presencialidad cuidada contemplará cuestiones tales como que el ingreso a las escuelas va a ser escalonado cada 10 minutos; las burbujas van a ser el grado, sala, curso o año; la distancia social tendrá que ser de 1,5 metro como mínimo y para eso se hará una redistribución del mobiliario; y al entrar se les va a tomar la temperatura a todos los chicos, a la vez que se les limpiarán sus manos con alcohol en gel.
De la misma manera, el tapabocas va a ser obligatorio desde sala de cinco en adelante y se les otorgará máscaras de acetato a los docentes; se mantendrán abiertas puertas y ventanas para la renovación del aire; habrán recreos pero sin contacto entre las distintas burbujas (pueden ser en horarios escalonados o en diferentes espacios, por ejemplo); algunas actividades, como las clases de educación física y de música, van a tener su protocolo específico; y quedarán suspendidos por el momento los grandes actos, incluido el de inicio de clases.
Por otra parte y en relación a las medidas en el transporte público y la movilidad, se reforzará la señalización en 1.700 paradas y refugios de colectivos, al tiempo que se está en tratativas con el Gobierno nacional para aumentar la frecuencia de los colectivos durante el horario escolar con el fin de que los alumnos y docentes puedan viajar respetando las distancias y llegar más rápido.
Además, se diseñó un protocolo para los micros escolares: van a tener que circular con las ventanillas abiertas, a todos los chicos se les va a tomar la temperatura antes de subir, y todos deberán usar tapabocas. Los conductores, por su parte, estarán separados por un plástico divisorio y sólo se admitirán chicos sentados.
En último lugar, se confirmó que volverá a funcionar el programa “Sube y Baja” en 140 escuelas, con el que se organiza el tránsito para aquellas familias que llevan a sus chicos en auto y se evita que los mismos suban o bajen de vehículos estacionados en doble fila.