Alberto Fernández procuró retomar una aparente “normalidad” al participar -de manera virtual- en el Foro de las Principales Economías sobre Energía y Clima organizado por Joe Biden, tras el cimbronazo que se produjo en el seno de su Gobierno no solo por la fuerte derrota electoral en las PASO del domingo, sino también por la “catarata” de renuncias que le siguieron por parte de algunos de sus ministros -encabezados por el del Interior, “Wado” de Pedro-.
Sumado a eso, además, se sumó una “durísima” carta que publicó Cristina Fernández de Kirchner en su sitio web promediando la jornada del jueves, quien hasta ese entonces se venía manteniendo en total hermetismo mientras reinaba la incertidumbre en la Casa Rosada a partir de la crisis desatada entre los integrantes de la colación política gobernante.
“Es el turno de los voceros y colaboradores”, se escuchó decir desde el entorno de un dirigente del oficialismo sobre la intensa actividad que por estas horas están manteniendo para tener a sus jefes (en este caso los ministros) bien informados sobre el minuto a minuto de las reuniones que se están llevando a cabo tanto en Balcarce 50 como en las oficinas del Congreso de la Nación, donde Sergio Massa y Máximo Kirchner son los que tienen “línea directa y exlusiva” con la vicepresidenta.
El Jefe de Estado, mientras, analiza también junto a su entorno de “confianza” y con aquellos gobernadores afines cuál será la réplica -esta vez en hechos y no escrita por redes sociales- que hará en relación a la fuerte “proclama” de Cristina, con el fin de seguir evitando que se sigan profundizando las diferencias en momentos que la militancia exige acciones concretas para no volver a perder en las urnas.
Si bien las renuncias que aún siguen sobre el escritorio no fueron aceptadas oficialmente, se descuenta con que en las próximas horas habrá algún movimiento en ese sentido tendiente a descomprimir la situación -cambios ministeriales-, aunque no de la manera (o en las formas) sugeridas por la titular del Senado: allí sí, parecería que el primer mandatario estaría decidido a mantener su determinación, puesto que la relación, a estas alturas, ya estaría virtualmente quebrada.