La ministra de Salud nacional, Carla Vizzotti; y su par de Educación, Jaime Perczyk, encabezaron una reunión en la que se analizó junto con los rectores de las universidades y representantes gremiales de todo el país el protocolo a adoptar de cara a las clases presenciales, el cual ya fue aprobado -por unanimidad- en el Consejo Federal de Educación y el de Salud.
“El intercambio y los consensos entre ambos ministerios nos lleva hoy a presentar una propuesta de trabajo que está basada en evidencia científica y ha sido muy analizada. Pero sobre todo, tiene una mirada federal y cuenta con los aportes de expertos de distintas disciplinas y de la Organización Panamericana de la Salud, UNICEF, la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes, y la Sociedad Argentina de Pediatría”, manifestó la titular de la cartera sanitaria en relación al protocolo para garantizar la presencialidad en las universidades en el actual contexto de la pandemia por el COVID-19.
A su turno, Perczyk sostuvo que “éste es el compromiso que habíamos firmado a fin de año con las rectoras y los rectores de las universidades de garantizar la presencialidad en el primer cuatrimestre de este año y hoy tenemos las condiciones sanitarias para lograrlo”.
De acuerdo a lo informado oficialmente, durante el encuentro se llevó a cabo una presentación del protocolo, el avance de la vacunación contra la COVID-19 en la población en general y, en particular, en los sectores que involucran a la comunidad universitaria. Asimismo, también se propuso -en el marco de la estrategia de universidades saludables- dos aspectos sustantivos: por un lado, avanzar con la vacunación de calendario, además de la vacunación contra la COVID-19 y, por el otro, un trabajo articulado que establece dentro de sus ejes centrales problemáticas de la Salud Mental.
En ese sentido, Vizzotti remarcó la importancia de transformar “crisis en oportunidad” y aprovechar el vínculo con las universidades para dar respuesta en conjunto a situaciones que generó la pandemia como la disminución de las coberturas de las vacunas de calendario; o el impacto que produjo en la salud mental de la comunidad.
Por tal motivo, propuso generar “espacios de escucha y resiliencias”, donde se puedan organizar planes conjuntos con la Universidad para avanzar en las currículas de formación de grado y en otras acciones sustantivas de la ley de Salud Mental.