Durante su exposición en la reunión plenaria de apertura de la IX Cumbre de las Américas, el Presidente Alberto Fernández dijo que América está “frente a la oportunidad de plantearnos el desarrollo de una verdadera Asociación Estratégica Común”, al tiempo que expresó su preocupación de que América Latina y el Caribe hayan emergido de la pandemia del COVID-19 como la región más endeudada del mundo en desarrollo.
En esa línea, dijo que el peso promedio de la deuda externa supera el 77% del producto bruto regional, y lamentó “esta suerte de lotería del nacimiento que hace que quienes nacen en humildes pueblos de nuestra región, vean reducir casi 15 años sus expectativas de vida respecto de quienes nacen en barrios acomodados”.
“¿Por qué padecemos semejantes penurias si nuestra tierra nos ha dotado para producir alimentos y energía como a muy pocas regiones del mundo?”, se preguntó.
Fernández, quien hizo su intervención como presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), además sostuvo que hubiesen querido otra Cumbre de las Américas. “El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer un derecho de admisión sobre los países miembros del continente”, desafió, en clara alusión a las ausencias de Cuba y Venezuela.
En otro tramo de su discurso, el Jefe de Estado cuestionó el rol desempeñado por la Organización de Estados Americanos al expresar que se ha utilizado a la OEA como un “gendarme” que facilitó un golpe de Estado en Bolivia, y que también se han apropiado de la conducción del Banco Interamericano de Desarrollo que históricamente estuvo en manos latinoamericanas.
“En esta Cumbre debemos analizar el presente y proyectar el mañana en pos de una reconstrucción creativa del multilateralismo. La OEA, si quiere ser respetada y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creada, debe ser reestructurada removiendo de inmediato a quienes la conducen. La Banca de Desarrollo Regional, sin más demoras, tiene que volver en su gobernanza a América Latina y el Caribe”, instó.
En ese aspecto, valoró dos ejes de trabajo para el desarrollo equitativo de la región. “Les propongo dos grandes objetivos: organicemos continentalmente la producción de alimentos y proteínas, y desarrollemos nuestro enorme potencial energético y de minerales críticos para la transición ecológica”.
Por último, el primer mandatario argentino afirmó que sueña que, en una América fraternalmente unida, se comprometan a que todos los seres humanos que habitan el continente tengan derecho al pan, a la tierra, al techo y a un trabajo digno.