El caso de “gatillo fácil” por el crimen de un cazador a manos de la policía en la provincia de La Pampa que conmovió al país le generó un frente de tormenta al gobernador Verna, quien hasta el momento se viene mostrando pasivo hacia los responsables de esta situación.
Un hombre de 38 años que transitaba junto a otras tres personas por un camino vecinal de la localidad pampeana de Lonquimay, a 60 kilómetros de Santa Rosa, resultó asesinado luego de que él y sus compañeros fueran insólitamente emboscados por la propia policía.
Según las crónicas de los medios locales, la víctima fatal (Héctor Santiago Garialdi), iba en la parte trasera de una vieja camioneta Ford F100 cazando liebres europeas -un animal que está prohibido capturar- y, tras pinchar sorpresivamente las ruedas del vehículo con clavos “miguelitos”, un patrullero encendió sus luces y los efectivos policiales dispararon ocho veces sin mediar palabra contra los ocupantes del utilitario. Acto seguido, empleando el mismo silencio con el que perpetraron esa emboscada, huyeron.
La dureza y frialdad con la que actuaron desde las fuerzas de seguridad para “advertirle” a un grupo de personas sobre un delito (la caza furtiva de animales) no podría enmarcarse dentro de una situación circunstancial, dado que el mismísimo ministro de Seguridad de La Pampa, Juan Carlos Tierno, ya había “instruido” tiempo atrás a las patrullas rurales, textualmente, que “El primer tiro al aire. El segundo, directamente a la cabina del vehículo en fuga”. Paradójicamente, fueron ocho los tiros, de los cuales uno impactó en una persona, mientras que el vehículo en fuga resultó ser el propio patrullero….
Pero la vuelta a la escena política de este controversial y “duro” funcionario quien tras finalizar su intendencia fue acusado por abuso de poder y condenado a 2 años de prisión en suspenso, se la debe, por qué no, a otro “duro”: el gobernador Carlos Verna, quien tras reunirse con los diputados provinciales del PJ ratificó la continuidad de su ministro en el cargo.
Si bien Tierno será interpelado tras el pedido insistente por parte de un grupo de legisladores del Frepam, la actitud del gobernador llamó por demás la atención ya que a las claras se trató de un hecho de abuso policial que hasta parecería haber quedado “apadrinado” por su ministro de Seguridad, si es que se toman en cuenta las expresiones que realizara en aquella oportunidad.
De hecho, el propio oficialismo logró hace unos días que se frustrara en la Legislatura la sesión en la que iban a pedir por el apartamiento de Tierno. Ahora y ante la presión política y social, el gobernador pampeano tuvo que hacerse cargo del asunto, aunque de una manera bastante “superficial”, dado que a pesar de todo Tierno continúa ejerciendo normalmente sus funciones.
“Hacemos política poniendo la cara”, había enfatizado Verna en un acto en la Universidad Nacional de La Pampa en mayo de este año. Sin embargo, pasó más de una semana de un crimen por el cual la dirigencia aun no ha respondido.
Hay quienes dicen que no se entiende cómo todavía el gobernador pampeano no adoptó alguna medida sobre el accionar de su ministro ante este triste acontecimiento que tomó conocimiento nacional, dejando la decisión en manos de una Legislatura que cuenta con su simpatía política.
¿Será entonces el parlamento local o Verna quien finalmente remueva o ratifique al polémico funcionario? Sea cual fuere la suerte de Tierno, el mandatario provincial sabe que no podrá “borrar con el codo” la firma con la que en su momento colocó en la silla del ministerio de Seguridad a una persona que contaba con un “particular” currículum en la función pública.